A VECES SE NECESITA MÁS DE UN MILAGRO

ÁNGEL EL NIÑO MILAGRO DE CHIQUITUNGA

SAN PEDRO DE YCUAMANDIYÚ (Enviado Especial) Es realmente sorprendente las vueltas que da la vida y hasta se podría decir las ironías por la cual atravesamos los seres humanos, quien en su momento fue protagonista de un milagro hoy necesita una vez más la intersección divina pues como muchos adolescentes y jóvenes en nuestro país atraviesa la terrible dolencia de la adicción a las drogas. Ángel había nacido muerto y gracias a la Fe de la enfermera que lo encomendó a Chiquitunga, quien gracias a este milagro fue consagrada en el 2018 la primera beata Paaraguaya, un hecho histórico para nuestro país. La historia cuenta que el niño nació muerto y revivió con el milagro de Chiquitunga, por pedido de la enfermera Blanca Duarte, obstetra que participó en el parto ocurrido el 15 de agosto de 2002, quien imploró por la intercesión de María Felicia de Jesús Sacramentado.

El niño “milagro de Chiquitunga” necesita tratamiento para superar su adicción a las drogas Aquel niño de San Pedro de Ycuamandyyú cuyo nacimiento fue considerado como un milagro de María Felicia de Jesús Sacramentado (Chiquitunga), y que sirvió para la beatificación de la misma, hoy a su mayoría de edad es víctima de las drogas y su abuela ruega por el apoyo de las autoridades para la recuperación del joven.

En agosto del año 2002, en el hospital regional de San Pedro de Ycuamandyyú, se produjo el “milagro de Ángel”, el hijo de una pareja de sordomudos, quien por “intercesión de Chiquitunga” pudo vivir, de acuerdo con los pobladores. Una de las enfermeras, ante las complicaciones en el parto que afrontaba la madre de Ángel, recurrió a la oración y los médicos no encontraron una explicación lógica en aquel entonces porque el bebé estaba practicamente muerto durante el procedimiento, pero revivió y quedó sin secuelas. El caso fue publicado por nuestro diario y ese artículo periodístico fue uno de los documentos analizados en Roma y sirvió para la beatificación de Chiquitunga.

Ángel creció con su abuela, Beatriz Peralta, en el barrio Santa Ana de San Pedro de Ycuamandyyú. Iba al colegio y trabajaba como ayudante albañil para contribuir con los gastos de la casa. Su abuela lava ropa para ganar dinero por su parte. Ángel presenció a sus 15 años el histórico momento de la Beatificación. En su momento recibió mucho apoyo y dio su testimonio a diversos medios de comunicación, pero luego se convirtió en víctima de la drogadicción. Hoy su abuela, desesperada, clama por apoyo para su internación y recuperación en algún centro de adicciones. Beatriz Peralta dijo que ya buscó “Recurrí donde pude a pedir ayuda. Todos me dicen que no hay lugar… que debo esperar, pero mi nieto está muy mal. Necesitamos que se interne, que inicie su tratamiento. Hay que llevarle a algún centro de rehabilitación. Lastimosamente cayó en la adicción”, manifestó la desconsolada abuela. En San Pedro de Ycuamandyyú, como en varias ciudades, muchos jóvenes caen en los vicios por el consumo de drogas y se convierten en víctimas. En la mayoría de los casos, los familiares se sienten impotentes y es ahí cuando la fe actúa.

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