EL GRAN NEGOCIADO DE SER SEUDO SINTIERRA

Dirigente campesino, un negocio redondo de granujas

CIUDAD DEL ESTE (SANTA ROSA DEL AGUARAY ,por Carlos Roa) El pelotón de choque de los grandes cínicos, sinvergüenzas vividores de este país se autodenominan campesinos sin tierra. Entre ellos este sería uno de los más caraduras, el tal Elvio Benítez, con antecedentes por marihuanero, estafador, invasor de tierras, abigeo y otros, después se profesionalizó como dirigente campesino. También incursionó en la política y ahora ocupa el cargo de edil regional en el segundo Departamento. Actualmente, gracias a su habilidad para embaucar a los campesinos, lleva una “vida de rey”.

El luguista Elvio Benítez se caracteriza siempre por incitar a la violencia, estar metido en hechos de corrupción y otros tipos de vandalismo. Además tiene en su haber una larga lista de antecedentes judiciales. A Benítez le adjudicaron desde homicidio, robo agravado, abigeato, perturbación de la paz pública, amenaza de otros hechos punibles, asociación criminal, lesión grave y hasta secuestro. Sin embargo, con todos estos antecedentes reapareció tras el triunfo de Fernando Lugo, en el 2008. Pero no apenas eso fue motivo de la reaparición de este granuja norteño y sí la impunidad latente en este país, que si fuese en otros países, este ya estaría en otro estado de situación económica y de tránsito.

Surgen varias interrogantes, pero en especial, ¿de dónde saca la plata Elvio Benítez para las manifestaciones? Algunos de los consultados incluso fueron más allá de todas las especulaciones y dijeron que proviene de los secuestros de los autodenominados Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Porque hasta al más incausto le resulta difícil descifrar de donde proviene la plata para trasladar, alimentar, dar de beber, dotar de comodidades a miles de personas para manifestarse por varios días.

Pero las especulaciones tampoco quedan atrás, sus detractores afirman que ser dirigente campesino es un gran negocio para él, porque normalmente recibe sumas millonarias, solo una mínima porción reparte entre los beneficiados y el resto engrosa su cuenta bancarias, según publicaciones del diario ADN.

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