SE ENRIQUECEN MIENTRAS EL PUEBLO ESTÁ CADA VEZ MÁS POBRE

Llegó el Covid-19 y trajo a los Pokovid-2020!!!

CIUDAD DEL ESTE (corrupción, por Carlos Roa). Los zánganos están muy bien representados, los ladrones estarán contentos de ser imaginados como muñecos disfrazados por el dinero ajeno. Estos zánganos no viven más que para robar, además de despreciar a la población con su corrupción. No merecen ser retratados de otra manera de lo que son, payasos disfrazados de funcionarios “honestos”, babeándose en una bolsa de gatos. Mientras hay miles de imputados y procesados por jugar pikivoley o participar de una fiestita de cumpleaños, estos corruptos se pasean libres como si nada, sin que la Diosa Astrea les caiga con su espada.

 

Los representados en esta alegoría corruptiva son Edgar Melgarejo, de los tapabocas de oro de la DINAC, Patricia Samudio, la del aguatónica de oro, Luis Villordo, el presidente sobrefacurador de la Ande, entre otros, todo con la vista gorda de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas, de la Contraloría, de la Fiscalía, en fin, nadie ve nada de estas instituciones de fiscalización. Hasta el propio presidente Marito, en sus tiempos de senador era un simple mero mero, un fantoche que no hacía nada en el Congreso y solo aparecía a la hora de cobrar su sueldo millonario. Claro, como hijo de la dictadura y la fortuna mal habida de su padre, este no tenía preocupaciones de ninguna laya.

Por eso, vemos que la pandemia, junto a sociedades con debilitamiento democrático, crean la tormenta perfecta para la corrupción. En tiempo de emergencia, los riesgos aumentan exponencialmente porque se relajan los controles y se piensa que bajo esta situación todo vale. Si algo muestra la pandemia es que la transparencia es más relevante que nunca, pues cada centavo cuenta y puede significar la vida de una persona. El dinero malgastado deja de ir a una mascarilla, una cama de hospital o un ventilador.

Estamos viendo tres afectaciones: la primera tiene que ver con malas prácticas en compras con precios de productos sobrevalorados hasta por 10 veces, procesos de contrataciones sin control, falta de información de los gobiernos, etc. Además, hay irregularidades en los paquetes sociales de los gobiernos para los grupos de escasos recursos, los cuales no están llegando. Por último, vemos afectaciones a la democracia, con congresos sin sesionar, cortes cerradas, presidentes populistas y libertades vulneradas.

Todo esto crea un torbellino corruptivo donde el gran perdedor es el pueblo paraguayo, que no tiene cómo salvarse de la avaricia de los políticos y encubiertos por la impunidad otorgada por la Fiscalía y el Poder Judicial. Mientras siga en el mando esta fiscal general obsecuente y los ministros atornillados a sus cargos, o hay ninguna esperanza en días mejores.

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