NACIONALES (Tendencia, por Charly Friend) La reconocida periodista Yolanda Park compartió en su cuenta de Instagram cómo vivió aquella tragedia que arrasó con la vida de más de 400 paraguayos y que hasta hoy duele en los corazones de nuestra nación.
Yo era la cronista más nueva en el canal, mi antigüedad era de 2 años recién así es que me tocaba hacer guardia domingo. Entraba a las 13 horas y ya me estaba preparando cuando antes del mediodía mi jefe me llamó para decirme que vaya de cobertura a un incendio que parecía muy grande en el Ycua Bolaños. No pasé por el canal, fui directo al lugar para apoyar a Oscar Cabral a quien le tocaba el turno mañana.
Honestamente, jamás vi algo igual (y espero nunca más verlo). Era incomprensible. No entendía nada. Yo me fui para la cobertura de un incendio y me encontré con lo peor del ser humano: la codicia, el valor material por sobre la vida. Los bomberos nos decían que las puertas estaban cerradas. No había salidas de emergencia. Cada segundo era importante y hacían lo posible por rescatar a quienes estaban dentro. Nadie estaba preparado para lo que estábamos viendo. Estábamos transmitiendo todo en vivo. Los familiares iban llegando y nos preguntaban por sus afectos y no sabíamos nada. No sabíamos cómo ayudar. La impotencia era demasiado grande. Yo estaba en frente, en el Tropi. Con el paso de las horas, la escena se volvía más terrible, dolorosa, triste, desesperante. Los policías nos decían que pidiéramos al aire bolsas negras grandes para ir tapando a los muertos mientras tanto. No sé cómo lo hicimos…
Creo que ese día empezamos a entender el significado de la palabra EMPATÍA. Era imposible no “sentir”. Todos hicimos lo mejor que pudimos pero nada fue suficiente. Hasta hoy no puedo olvidar a esa mamá que murió abrazando a sus hijos…
20 años después quiero recordar a cada una de las víctimas, a los familiares que son de hierro que no sólo sufrieron la pérdida sino también la injusticia, y sobre todo, que no olvidemos lo que pasó para que nunca más se repita una tragedia así en nuestro país.
Finalmente, debo decir que en un escenario que era lo más cercano al infierno, también vi lo más bello del humano. La solidaridad. La esperanza. Personas que no tenían nada que ver y se metían y arriesgaban sus vidas intentando salvar a desconocidos.
A los que están aquí, son tan valientes y los admiro con todo mi corazón por su entereza y amor a la vida