CIUDAD DEL ESTE (Crisis Humanitaria, por Carlos Roa) La crisis generada por el COVID en Paraguay no es sanitaria… Es una crisis humanitaria. Puede sonar parecido, pero es mucho peor. Un ejemplo claro se nos dio casi en carne propia con la muerte de Celso Aguilera, ex corresponsal del desaparecido diario Noticias en San Pedro, periodista activo de Radio Nacional e IP Paraguay, y un buen compañero de los años ‘90. Celso contrajo el virus, y lo trató con esperanzas como una gripe, al principio. Cuando se agravó, sus familiares apelaron al seguro médico privado que les paga el Estado, en un sanatorio asunceno. Ingenua, incauta inocencia.
Los seguros privados no quieren, no cubren, no salvan, ni curan a clientes pobres: un caso de COVID puede llegar a costar mil dólares por día en un sanatorio de alta hotelería. Imposible para cualquiera con un salario público regular.
Resultado, los familiares de Celso apelaron al INERAM… Nueva sorpresa: sólo la cama es gratis. Hay que pagar el test en un laboratorio privado, porque reactivos no hay; soonde el gran culpable es Julio Mazzoleni, que debe ser demandado por los familiares, además los cadáveres deben ser sometidos a una autopsia, pero no en la casa de Mazzoleni, porque ahí van a volver a manipular todo, hay que pagar filtros y piezas del respirador; hay que pagar analgésicos, antiinflamatorios, suero, antibióticos, antivirales y un largo etcétera. El familiar acompañante queda en la calle con la necesidad de comer, bañarse, vestirse, y proveer de inmediato todos los pedidos recetados por los médicos.
Los familiares de Celso, en cuestión de una semana, casi pierden hasta una casa en San Pedro, intentando infructuosamente salvar a su ser querido. Los aportes solidarios ayudan, pero no alcanzan a lo que el Estado debería atender.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud “reserva” 500 millones de dólares designados para la atención de la pandemia. No compra, rechaza insumos con argumentos absurdos, se presta a intereses de las farmacéuticas tradicionales, y a siete meses del inicio de la emergencia mundial, sigue sin prepararse para el pico de contagios, que amenaza provocar 600 nuevas muertes en las próximas semanas.
La crisis del COVID en Paraguay no es una crisis sanitaria. Es humanitaria. La crisis sanitaria se define por una inesperada enfermedad que provoca un desequilibrio en la prestación de salud. Una crisis humanitaria, en cambio, es una situación de emergencia que amenaza la vida, la salud y la seguridad de una comunidad.
Con 200.000 nuevos desocupados, una mega fondo birlado a sus fines originales, el sistema de salud incapaz de usar adecuadamente el dinero disponible, la ayuda económica que llega a cuentagotas, y un gobierno más ocupado en atender las bodas deluxe que la ola de asaltos callejeros, esto está muy lejos de ser una simple crisis de salud.
A Celso no le sirvió de nada ser periodista, funcionario público, tener un seguro privado pagado por el Estado, ni contar con amigos solidarios que se granjeó un buen tipo a tiempo completo a lo largo de sus 58 años. Fue víctima de la falla multiorgánica del Estado.