CIUDAD DEL ESTE (tendencias, por Carlos Roa) cuentan las leyendas en el chismerío cotidiano entre hombres y mujeres en un terere´jere o una ronda de tragos cuando el hombre comenta sobre la vecina que va pasando muy coqueta con un vestido hasta la rodilla y unos glúteos bien definidos. Y entra en debate que tipo de mujer sería esa, la que es guapa, o sería la sinverguenzona. Se van dilatando las ideas hasta llegar al punto que un metiche del grupo sale a comentar de que la mejor arma de las mujeres es la buena comida, o sea en un parafraseado, al hombre se le atrapa por el estómago. Otros dicen que el mejor arma es el documento que ellas tienen y que se sientan encima de ella. Otros dicen de la forma que ejecuta el bilú bilú, en síntesis, hay muchas formulas para atrapar al hombre, según las mujeres. Pero entre los lectores y un pequeño de gente que indagamos dicen que la disputa está en la cocina o la cama.
También es sabido que los hijos no atrapan a los hombres, si no, ninguno se hubiera ido. El sexo no atrapa a los hombres, si no, todas las trabajadoras sexuales estarían en matrimonio. La brujería no atrapa a los hombres, si no, no estarían comprando más velas, ni más ramas ni mucho menos una gallina negra para hacer una macumba. El físico no atrapa a los hombres, si no, no serían infieles con mujeres menos agraciadas que su misma pareja. Si hay que hacer cosas para “atrapar” a un hombre, no valdría la pena. El verdadero amor se queda a tu lado sin tener que ser atrapado.