CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) En un video divulgado por periodistas españoles de la página digital La Quinta Columna, éstos revelaron datos y documentos confidenciales, donde queda evidenciado el denominado “Proyecto Transgénesis Permanente”, un programa financiado del 2009 al 2013, y del cual participan 8 países de la UE, con un presupuesto de 14 millones de euros. El objetivo de este proyecto es alterar genéticamente la naturaleza humana con fines médicos y biotecnología. Con esto someten a la población mundial de forma simultánea. Cada país aporta cifras millonarias, en Alemania por ejemplo la que aporta es la Charité, la Universidad de Medicina de Berlin, donde el principal accionista es el alemán virólogo Cristian Droesten, el que propuso la realización de este test.
Esta no es una campaña de vacunación fundamental, porque no existe ningún tipo de riesgo epidemiológico. Es un experimento transgénico, con el objetivo de alterar el genoma humano, la gente ingenuamente se va a vacunar, con un virus que ni siquiera está secuenciado genéticamente. La biotecnología está avanzando a espaldas de la sociedad civil, dejando graves efectos adversos, a mutaciones como el cáncer, los tumores y reducción de anticuerpos.
No es una vacuna, es manipulación genética. Nosotros somos el experimento. No solo participa el alemán Droesten, que hace este genocidio de la humanidad, sino también el laboratorio Biontech, que vacuna a los ingenuos que se ponen esto en el culo o el brazo. Intentan eliminar a la mayor parte posible de la población mundial. Esa es la única intención. Las sospechas están corroboradas y existen los documentos que lo comprueban.
Habrá un síndrome de enfermedad, con tormenta de citoquinas con saldo fatal. El 90% de los vacunados morirán. Dirán que las muertes serán por una nueva cepa, sin embargo en realidad es por efecto de la vacuna aplicada.
Las denominadas «vacunas COVID-19» son experimentos genéticos, nunca antes probados en humanos, basados en la inoculación de ARN mensajero (ARNm) (tozinameran, BNT-162b2) en nuestras células que utilizan nanopartículas (nanotecnología) lipídicas para facilitar el transporte de ARN
AstraZeneca está compuesta por un vector de adenovirus de chimpancé recombinante y no replicativo (ChAdOx1), producido en líneas celulares procedentes de células embrionarias de riñón humano (HEK-293) modificadas genéticamente y por tecnología de ADN recombinante, que incluye material genético que codifica la glicoproteína S del SARS-CoV-2.
Los efectos cancerígenos de las denominadas «vacunas» no han sido testados y se han excluído de los informes. En la documentación oficial sobre desarrollo de la vacuna proporcionada por Pfizer leemos: Carcinogenicidad: No se evaluó el potencial carcinogénico, ya que no se consideraron estudios de carcinogenicidad relevantes para esta vacuna. Genotoxicidad: No se evaluó el potencial genotóxico, ya que los estudios de genotoxicidad no se consideraron relevantes para esta vacuna. Toxicología reproductiva y del desarrollo: No se han completado los estudios de toxicología de reproducción y desarrollo en animales.