CIUDAD DEL ESTE (metáforas de la vida, por Carlos Roa) La gente se burló del jugador del Liverpool Sadio Mané, porque traía su celular todo estrellado, lo tacharon de miserable por no comprarse uno nuevo ya que tienen el dinero suficiente para comprar autos, relojes y cualquier teléfono que quiera. En respuesta el jugador del Liverpool, Sadio Mané dijo: Por qué tendría que comprarme autos lujosos, relojes y teléfonos? ¿Qué significaría para mí y para el mundo? Pasé hambre, trabajé en los campos, sobreviví las guerras, jugué fútbol descalzo, no fui a la escuela.
Hoy con lo que gano gracias al fútbol, puedo ayudar a mi gente, construir escuelas y un estadio. Proporcionamos ropa y zapatos, alimentos para personas pobres. Prefiero que los míos reciban algo de lo que la vida me dio. Realmente este es el ejemplo de un ser humano con un corazón gigante, y no como esos gigantes de pies de barro que por sus fortunas se creen Dioses, al adquirir vehículos lujosos, mansiones, y todo lo que el dinero pueda comprar. Pero lógico, acá vemos a un hombre humilde pero con una dignidad y un gesto de envidiar. Si todos fuéramos así, tendríamos más humanidad hoy día.