Sin que se conozca su militancia política ni ningún mérito más que ser hijo del gobernador y sobrino de Javier Zacarías y la intendenta renunciante Sandra McLeod, Alejandro Zacarías, un estudiante de 26 años, se prepara para ocupar un escaño en la Junta Municipal de Ciudad del Este. Según los conteos está en el número cinco de la lista de la ANR, con lo cual prácticamente asegura su ingreso como concejal. Reconoce que no tiene militancia política y que “siempre fue un fayuto”. Forma parte de la generación Ni Ni, ya que nunca trabajó y su estudio en la universidad Tres Fronteras carece de seriedad, ya que esa escuela pyharé es famosa por vender los títulos a los que están al día con su cuota.
Alejando Zacarías, 26 años, es hijo del gobernador Lucho Zacarías. Supuestamente estudia ingeniería mecánica automotriz en la Universidad Tres Fronteras. Reconoció que hasta a él se sorprendió su nominación para integrar la lista de concejales, supuestamente como representante de la juventud. No tiene ni idea de cuál será su función en la Junta Municipal. Cuando se le consultó cuáles son sus proyectos si ingresa como concejal solo atinó a decir que una vez que ocupe su banca, serán los jóvenes quienes lo calificarán si le queda o no “el saco de representante de la juventud”.
Dijo que si accede a la concejalía será el primer cargo público que ocuparía y que se considera una persona común y corriente. “Como todo joven tuve mi época de fayuto y sigo estudiando en ingeniería de mecánica automotriz. Espero terminar pronto mis estudios para abocarme completamente a la carrera política y representar al sector de la juventud”, señaló.
Comentó que forma parte de un equipo denominado “Movimiento Inclusión” y que fue una sorpresa para él y varios sectores que lo designaran precandidato a concejal. Representantes del mismo movimiento que lidera Javier Zacarías no ocultaron su descontento por la forma en que se digitó la lista de concejales. Varios leales a la familia quedaron fuera de la lista. Con Alejandro Zacarías sumarían otro miembro más de la familia en un cargo público, en la región. Según las malas lenguas, además de vago y fayuto, también sería falopero, aunque en la Senad y la Policía Antinarcóticos hasta el momento no tienen un prontuario del mismo. Pero claro, como este es el país de la narcopolítica, todo es posible, hasta que un falopero y vago sea concejal. Un país a la bartola.