CIUDAD DEL ESTE (redacción) Un extranjero que llegó desde Argentina a Paraguay, con la intención de concretar una cita, terminó asaltado y casi asesinado en el barrio San Rafael de Ciudad del Este. El hombre se salvó de milagro, debido a que, en un repentino ingenio, se arrojó al arroyo Acaraymi para zafarse de los victimarios, quienes estaban a punto de asesinarlo, dado que fue golpeado y apuñalado por los delincuentes.
Antes, los maleantes lo obligaron a realizar transferencias bancarias a distintas cuentas. En total le habrían robado unos G. 224.000.000. Ocurrió aproximadamente a las 14:00 del sábado último.
La víctima fue el español Fernando Ramón Sánchez (43), con residencia en Argentina. El mismo venía para encontrarse con una persona a la que había contactado a través de la red social Grindr. La víctima cruzó la frontera y, una vez en territorio paraguayo, tomó un mototaxi y fue hasta la zona indicada para concretar la cita. La ubicación le indicaba que la persona estaría en el barrio San Rafael de esta ciudad.
Al llegar, se bajó de la moto y se le acercó una persona, quien en seguida sacó un chuchillo y le dijo que se trataba de un asalto. Le dijo que no se resistiera o lo mataría. En seguida aparecieron más personas, pero estos ya con arma de fuego, quienes lo rodearon e intimaron a que entregue todo lo que tenía.
Lo despojan de su celular, reloj, y billetera donde encuentran tarjetas de débito. Amenazándolo y golpeándolo, le obligaron a realizar una transferencia bancaria de 2.400 reales, a cuentas que los delincuentes proporcionaron. La transferencia fue vía Pix.
Luego, le exigen que haga más transferencias, a lo que responde que ya no cuenta con dinero en su cuenta. En ese momento, le obligan a quitarse la ropa y le dicen que lo van a asesinar y arrojar su cuerpo en el arroyo Acaraymí, que estaba a pocos metros. Allí la víctima transfirió unos 30.000 euros a cuentas bancarias que proporcionaban los delincuentes, en varias operaciones.
Cerca de las 18:00, los malvivientes se distrajeron, y la víctima aprovechó para arrojarse al arroyo, seguido por dos delincuentes en el agua. La correntada lo arrastró hasta el río Paraná. Al alcanzar la zona de piedras empezó a trepar y alcanzó a llegar hasta la zona primaria de la Aduana. Allí solicitó ayuda y la Policía tomó conocimiento de lo ocurrido.
Los uniformados lo trasladaron hasta un centro asistencial, donde fue atendido por los cortes que tenía en las manos. El mismo fue torturado por sus asaltantes.
Hasta el momento no hay mayores pistas.