NETFLIX ESTRENARÁ SERIE SOBRE FUTBOLISTAS PARAGUAYOS QUE SECUESTRARON UN AVIÓN EN LOS 70

 

INTERNACIONALES (redacción) El 31 de mayo de 1973 dos futbolistas paraguayos que fueron a probar suerte a Colombia, terminaron secuestrando un avión con 89 pasajeros. Se hicieron pasar por guerrilleros, pero el acento extranjero los delató. Pidieron un millonario rescate, pero los entretelones del caso fueron tan surrealista que la tragedia terminó siendo una cadena de hechos desopilantes que parecía el guión de una película cómica, más que una crónica policial.

Netflix lanzó adelanto de película sobre futbolistas paraguayos que secuestraron un avión

“El secuestro del vuelo 601″ se llama la peli basada en hechos reales que tuvieron como protagonistas a dos futbolistas paraguayos.

La plataforma de streaming estadounidense, Netflix, ya lanzó un avance de lo que será la película “El secuestro del vuelo 601″, basada en un hecho real.

Se trata del secuestro del avión HK-1274 de la Sociedad Aeronáutica de Medellín, que ocurrió el 30 de mayo de 1973. Los secuestradores fueron los futbolistas paraguayos Eusebio Borja y Francisco Solano López, quienes exigieron 200.000 dólares para liberar a los rehenes, haciéndose pasar por guerrilleros.

Fue el secuestro más largo de la historia, duró 60 horas.

El elenco

La peli, que se filmó en Colombia, está protagonizada por Mónica Lopera , Christian Tappan, Enrique Carriazo , Ángela Cano , Marcela Benjumea.

El estreno será el próximo 10 de abril.

Te contamos como fue todo

A inicios de los años 70 el fútbol paraguayo estaba mutando del amateurismo a un semi profesionalismo, sin embargo ya había grandes jugadores cuya fama traspusieron las fronteras, pero habían otros de medio pelo que con la ayuda de algunos contactos lograban salir del país a probar suerte, ese fue el caso de Francisco Solano López y Eusebio Borja, quienes en 1972 fueron vendidos al club Deportivo Pereira de Colombia, donde ya militaban algunos compatriotas más.

Con la intención de triunfar en el fútbol cafetero los compatriotas pusieron todo su empeño para ganarse un lugar en el cuadro titular, pero nunca pudieron consolidarse y con el pasar de los meses comenzaron a ser relegados. En esos años el fútbol no era ni sombra de lo que es hoy, todo era muy precario y los dos paraguayos pasaron por muchas carencias en esos meses.

Ambos jugadores comían mal, dormían peor en hospedajes que apenas podían pagar. Sin jugar, cobrando monedas, en las largas jornadas sin sueño y con el hambre comiéndose las entrañas López y Borja fueron tejiendo otros sueños para poder ser millonarios y así surgió la mala idea de secuestrar un avión y pedir un millonario rescate, huir nuevamente a refugiarse al Paraguay y vivir como ellos creían que se merecían.

Guerrilleros

Fue así que el 31 de mayo de 1973 los dos futbolistas subieron al avión HK-1274 propiedad de la Sociedad Aeronáutica de Medellín, que venía desde Cali, hizo escala en Pereira y subieron los paraguayos que se ubicaron en la parte posterior de la nave. Ni bien el avión tomó vuelo López y Borja, se pusieron unos pasamontañas, arma de fuego en mano y al grito de “esto es un secuestro” iniciaron una historia que iba a cambiar sus vidas para siempre.

Como era de esperarse todos se asustaron y comenzaron los gritos de desesperación, pero situémonos en 1973, no había tecnología para repeler a los secuestradores, tampoco la tripulación sabía cómo actuar ante este tipo de hechos que para la época era toda una novedad. Es más pudieron subir a la nave dos armas de fuego, situación que hoy es casi imposible.

Los dos encapuchados llegaron hasta la zona de la cabina con facilidad, exigieron al piloto cambiar de rumbo. Aruba, gritó uno de los secuestradores al capitán de la nave Jorge Lucena. El destino al que querían ir los secuestradores era una pequeña isla en el caribe, tal vez pensando que ahí no iban a poder ser ubicados o extraditados si algo salía mal.

Si bien Aruba estaba a poco menos de una hora de vuelo, el avión no tenía suficiente combustible para llegar, por lo que el capitán Lucena le pidió a los dos hombres poder hacer una escala en el aeropuerto de Medellín, para después trazar el rumbo deseado por los hombres. Hasta ahí todo bien, cuando se comunicó de la situación a la torre de control de Medellín también se les dijo que estaban secuestrados por dos hombres que decían ser guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que pedían US$ 500.000 y la liberación de varios de sus “compañeros” de las cárceles. Mientras el avión iba hacía Aruba, las negociaciones no pintaban bien.

Las autoridades colombianas pedían la liberación de los rehenes sanos y salvos, pero solo ofrecían pagar US$. 20.000, ya que tenían serias dudas que se tratase de miembros del grupo guerrillero al que invocaban debido a que el acento de los delincuentes aéreos no era colombiano, para la policía los hombres eran argentinos, uruguayos o paraguayos, pero nunca colombianos.

Entre tires y aflojes el avión seguía en vuelo y se cambió el rumbo, ahora los secuestradores querían ir a Antofagasta, Chile, se llegó a ese sitio, repostaron combustibles y volaron hacía Ecuador, más precisamente Guayaquil. En Ecuador bajaron a varios de los pasajeros, como muestra de querer colaborar.

Entonces las autoridades les entregaron a los dos hombres un maletín con US$ 50.000, pero no era lo exigido por los delincuentes, por lo que el avión volvió a tomar vuelo. Ahora el destino era Paraguay, la nave tocó la pista del Aeropuerto Presidente Stroessner, ya era el 2 de junio, pasaron 48 horas de un largo secuestro y ahí se dejó libres a unos pasajeros más y a las azafatas. Unas horas después el avión volvió a tomar vuelo rumbo a la Argentina, un par de horas después la nave tocó la pista de Ezeiza y se abrió la puerta principal, por ella bajaron el capitán y unos cuantos pasajeros, el secuestro terminó.

Síndrome de Estocolmo

La policía quedó totalmente descolocada cuando los responsables del vuelo les dijeron que los secuestradores bajaron en Paraguay. A decir de las víctimas los secuestradores querían matar a las azafatas, por lo que llegaron a un acuerdo con ellos. Los iban a bajar en Asunción, volarían hasta Buenos Aires y recién ahí iban a informar que los dos hombres ya no estaban en la nave, para evitar que maten a inocentes. Así se hizo y los dos secuestradores lograron escapar.

Luego con el correr de las investigaciones se llegó a saber que López y Borja, durante los más de dos días que compartieron con los secuestrados los trataron de buena manera. Incluso conversaron sobre fútbol, lo mal que la estaban pasando en Colombia y otros temas con muchas de las víctimas por lo que se cree que se desarrolló entre ellos el síndrome de Estocolmo y terminaron ayudando a los dos hombres a lograr escapar.

La policía stronista comenzó a hacer un rastrillaje en busca de los delincuentes, sin saber todavía que eran paraguayos, la uniformados buscaban a dos guerrilleros.

Cuando el tema del secuestro tomó estado público en Colombia, los futbolistas del Deportivo Pereira, dijeron que los dos secuestradores eran sus compañeros de equipo los paraguayos Francisco Solano López y Eusebio Borja, quienes desaparecieron.

López dejó a toda su familia en Colombia por lo que no tenía a donde ir cuando volvió a Paraguay. Tomó un colectivo del transporte público y le pagó al chofer con un billete de US$ 100, luego se movilizó hasta el centro de Asunción, entró a comer en un bar donde también pagó en dólares la cuenta. Los “pyrague” de la policía stronista pronto informaron de un hombre que pagaba todo en dólares sus gastos.

Fue así que dos días después de arribar al país Francisco Solano López, fue detenido en un inquilinato por la policía en su poder tenía casi US$ 25.000, lo que hacía suponer que partieron el botín con Borja.

Mientras que desde Colombia se pedía en extradición a López, de Borja no se sabía nada, parecía que la tierra lo tragó. Fue mucho más inteligente que su compañero y no repartió dólares por todos lados, se mimetizó entre la gente y se perdió. Hasta la fecha no se supo más nada de Eusebio Borja y logró llevarse US$ 25.000 del secuestro.

Por su parte Francisco Solano López, hizo honor a su homónimo, el héroe máximo del Paraguay y luchó por años para no ser extraditado, bajo el vencer o morir. Bajo el argumento que en Colombia lo iban a matar, pidió no ser enviado a tierras cafeteras. Sin embargo luego de tres años fue extraditado y juzgado en Colombia, donde lo condenaron a cinco años de cárcel, luego de cumplir su condena viajó a la Argentina, donde a principios de los 80 falleció.

Esta historia contada como tal pareciera ser una comedia, sin embargo fue un secuestro aéreo el primero y único protagonizado por dos paraguayos que fueron para triunfar en el deporte, pero no fue así. Se podría decir que Borja en el mejor de los casos fue el que triunfó al cometer el secuestro, cobrar el rescate y nunca ser detenido.

 

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