Paraguay es un país plagado de planilleros, llamados también de ñoquis, en Argentina, siendo el verdadero Edén de la sin – verguenzía los entes públicos como Itaipu, Yacyreta, el Congreso, el TSJE, y tantas otras instituciones en donde se ubican fácilmente a los planilleros, que no son nada más que funcionarios contratados por el Estado, que cobran un sueldo pero sin prestar un servicio o muchas veces, ni siquiera acuden a su lugar de trabajo y solo se presentan a fines de mes para cobrar su dinero.
Ahora tibiamente se está denunciando en algunos casos, sin embargo, todavía quedan muchos planilleros por el país, amarados por el silencio y la impunidad y protegidos por sus padrinos politiqueros, que con esto se ganan favorcillos y cometen tráfico de influencias, a más de también cobrar sus tuques, cuando el salario es elocuente o entonces, cuando el planillero está en condiciones de participar de algún negociado en la función pública.
Ya es hora que el presidente se ponga los pantalones y ordene acabar con estos mequetrefes que cobran pero no trabajan, amparados por un Estado cómplice y encubridor. En el Paraguay debemos decir basta al planillerismo y que estos recursos sean invertidos en salud, educación, vivienda y creación de mano de obra.