NACIONALES (Reflexión, por Redacción) El Día de la Mujer Paraguaya se celebra el 24 de febrero en honor a un acontecimiento histórico que subraya la valentía y fortaleza de las mujeres paraguayas. El origen de esta fecha se remonta al 24 de febrero de 1867, durante la Guerra de la Triple Alianza, cuando un grupo de mujeres se reunió en Asunción para apoyar a las tropas paraguayas, donando sus joyas y bienes para la causa nacional. Este acto de valentía y sacrificio marcó un momento crucial en la historia del país y resaltó el papel fundamental de las mujeres en tiempos de crisis.
Las mujeres paraguayas son reconocidas mundialmente por su coraje, trabajo arduo y espíritu guerrero. Después de la devastadora Guerra de la Triple Alianza, que casi aniquiló a la población masculina del país, las mujeres asumieron el rol de reconstruir la nación. Con fuerza y determinación, se encargaron de las labores del campo, el cuidado de sus familias y la revitalización de la economía, demostrando su capacidad para superar adversidades.
En Paraguay, las mujeres representan el 50,9% de la población, según datos del INE de 2023. Además, el 38,4% de los hogares están encabezados por mujeres, lo que refleja su papel crucial en la familia y la sociedad. Aunque el promedio de años de estudio de las mujeres (9,9 años) es ligeramente superior al de los hombres (9,8 años), aún enfrentan desigualdades en el ámbito laboral. El promedio de ingresos mensuales de las mujeres es de G. 2.437.000, lo que es G. 720.000 menos que los hombres.
Sin embargo, a pesar de ser trabajadoras incansables y valientes, muchas mujeres paraguayas todavía luchan por la protección y justicia que merecen. La violencia de género y los feminicidios son problemas graves que necesitan atención urgente. Cada año, innumerables mujeres pierden la vida debido a la violencia machista, una realidad aterradora que no puede ser ignorada. Además, las condenas injustas y la falta de medidas efectivas para proteger a las mujeres reflejan una necesidad urgente de cambios en la legislación y la aplicación de la justicia. Es vital reconocer no solo su coraje histórico sino también la necesidad de un cambio significativo para asegurar un futuro donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación.