HARAGANES DE UN PAÍS AL BORDE DE LA MISERIA
CIUDAD DEL ESTE. La mayoría de los ciudadanos paraguayos nos preguntamos muchas veces para qué sirve realmente el Congreso Nacional. Nos hacemos esta interrogación porque no podemos comprender para qué pagarle a 120 personas, ochenta diputados y 40 senadores, un sueldo que llega a los 35 millones de guaraníes, considerando todas las regalías y bonificaciones que éstos se acreditan y que no se compadece en absoluto con las necesidades de la ciudadanía, que en muchos casos tiene que sobrevivir con menos de dos millones de guaraníes al mes, para una familia de 4 o más integrantes.
Y lo más lamentable de todo esto es que estos parlamentarios, que se pasan los días haraganeando, comiendo platos gourmet pagados con dinero del pueblo y elaborando proyectos inverosímiles y leyes que no tienen ningún sentido, o entonces benefician solo a los ricos, pero no así a los pobres, se hicieron construir un verdadero imperio arquitectónico llamado también “disco volador” por sus formas, la sede del Congreso por la cual se gastaron más de 50 millones de dólares, cuando que éstos más bien deberían de estar en un cuchitril (habitáculo muy pequeño, especialmente si está sucio o descuidado).
Si el pueblo tiene que elegir a unos ineptos y haraganes, ¿porqué tienen que ganar más que cualquier ciudadano “común”, que percibe el sueldo mínimo, de 1.800.000 guaraníes? A unos cuantos politiqueros elegidos que no tienen preparación para trabajar, sólo se pasan haciendo lobby, levantar el brazo para un acuerdo “transable” o para manipular cargos, donde les convendrá futuramente, como lo hace el patrón de la niñera de oro.