UNA REALIDAD FATÍDICA DE LAS VELETONGAS
CIUDAD DEL ESTE (tendencia moderna, por Carlos Roa) Con la llegada de la tecnología de los celulares, las redes sociales, los whatsapp, Messenger, Instagram, Facebook, ocurren a menudo en la sociedad alternativa de nuestro país un caso hasta pintoresco en donde las mujeres utilizan todavía el viejo mecanismo del yegustá para para´i en términos cristianos sería las chicas veletas, que tienen más de un pretendiente y con la mayoría suelen tener encuentros amorosos, pero que cuando llega esa fecha donde le marcan el día del periodo y no le baja, es donde comienza a entrar el asombro. Y hacen un sobrevuelo mental de quiénes estuvieron con ella en el mes, si fue Francisco, Carlitos, Tomás, Alberto o tal vez Mario y como ya no se recuerda tan bien de quien podría haber sido, busca el que tiene la falquitrera más abultada. Y a ese se acerca y le dice con voz subliminar, acariciándole el oído con un murmullo glamoroso “estoy embarazada” vas a ser papá. Y el elegido de un sobresalto le responde: yo? No puede ser, soy estéril. Y allí se convierte en un papelón esta historia de la juventud actual entre cuatro paredes en una disputa parecido a un encuentro de fútbol en el estadio de Sajonia, donde Uruguay le cogió a Paraguay y querían culparle al árbitro.
Son costumbres y tradiciones desde el tiempo de las abuelas y lo peor de todo esto hoy día para en los estrados judiciales, en la codeni, juzgado del menor, y otros, donde se le exige al supuesto papá asumir la paternidad, y muchas veces los responsables en tomar la declaración no sabe que el supuesto papá tiene vuelos nupciales pero no tiene semilla. Y ahí entra otra petición del acusado progenitor, el ADN, que nunca llega, porque es muy caro y así en adelante en Paraguay existen muchos hijos sin padres o no son reconocidos y muchas veces son el tatuaje perfecto del progenitor, pero mientras no haya prueba de ADN, esto queda en la nebulosa. Así que chicas veletas, hay que cuidarse con quién, cuándo y cómo, y no irse a la cancha en pedo y no saber quién fue el que metió el gol. Dicen que los grandes historiadores tienen una nómina de nombres de las mujeres más infieles en el mundo. Y la mayoría que portan ese nombre dicen que son terriblemente terrible. ¿Verdad o mentira?