CIUDAD DEL ESTE (lamentables realidades, por Carlos Roa) Parece ser que todo va ocurrir como lo dijo el gran sabio Michel de Nostradamus, que el hombre sería el propio sepulturero de sus congéneres, por los diversos males que le causa a la pacha mama, como la deforestación, la contaminación del medio ambiente con agrotóxicos y otras yerbas malas que hay por ahí. A esto se le suma el intenso calor, parece que el planeta está pegando fuego y en cualquier momento el magma surgirá a la superficie de la tierra (Masa de rocas fundidas que se encuentra en las capas más profundas de la Tierra a muy elevada temperatura y presión, y que puede fluir al exterior a través de un volcán), que también acarrean varios malestares de ciudadanos de todo el mundo, porque es el momento correcto y preciso para que las alimañas ataquen. Y donde encontrarían mejor cobijo que bajo la cama, en los zapatos, donde nadie ve y cuando se sientan amenazados, de un aguijonazo ataque a su víctima, que son los habitantes y tal vez darle una convulsión fatal.
También las cucarachas, eternas alimañas, desde que se creó el mundo o también los angujá kuera, ya sea angujá´i, o como lo llaman los chuchis, cuando ven en la casa y gritan mami, una ratasana.
La mayoría de las personas son plagas repelentes que invaden nuestros hogares, por ejemplo, los diversos insectos presentes. La razón principal es que ponen en peligro la salud de nuestra familia, por lo que inmediatamente pensamos en cómo exterminar a estos insectos. Sin embargo, sabemos muy bien que cada organismo en nuestro planeta es importante y realiza funciones.
Conocida desde tiempos inmemoriales de origen española (Que es tan remoto en el tiempo que no es posible recordar cuándo comenzó), la ruda goza de propiedades curativas y mágicas y es considerada una planta alquímica, recomendada a la hora de conseguir la transformación interior. Por otra parte, sus componentes químicos se han convertido en panacea universal para todo tipo de curaciones y prácticas más o menos ortodoxas, algunas de las cuales le han granjeado una injusta mala fama.