CIUDAD DEL ESTE (chistografía, por Carlos Roa) A veces nos asombramos por lo que hoy día descubrimos, pensando que en épocas pasadas, mujeres eran más púdicas y que diferenciamos las perversidades por las edades, que las mujeres recién desde los 13 años para arriba comienza a despertar en el cuerpo la sensación de descubrir el vaivén entre un hombre y una mujer, que comienza a despertar ese fulgor de descubrir el vaivén que existe entre un masculino y un femenino. Decimos esto porque muchas veces, según la tradición humana, vemos a las personas mayores o las abuelitas como gente ya no muy interesada en cuestiones más impúdicas, o “tie´y” como solemos decir en guaraní, pero descubrimos que esto continúa, pero en forma secreta, según nos relató una abuelita, ya que muchas veces son incluso más atrevidas que los hombres, demostrando que no son “eunucas” (eunuco era aquel Hombre castrado, en especial el que se destinaba, entre los orientales, a la custodia de las mujeres del harén) cuando están reunidas o hablando solamente entre ellas, sin la presencia de algún masculino por cerca.
Es por ello que elegimos esta foto para acompañar el escrito, de unas abuelitas recorriendo un museo de bellas artes, donde se sacan una selfie, valiéndose de las nuevas tecnologías existentes, y eligiendo un lugar poco ortodoxo, delante de una estatua de mármol desnuda, lo cual lógicamente despierta jocosidad y risas en los que vemos la gráfica. Vemos que estas abuelitas se ajustan a las nuevas tecnologías e incluso se divierten. Ojalá todos podamos llegar así a la tercera edad, con alegría y jocosidad, adaptados a la realidad tecnológica y pudiendo ser un poco “tie´y” de vez en cuando, para matar el aburrimiento.
