NACIONALES (realidad fatídica, por Carlos Roa) La historia de María Fernanda Benítez, una joven llena de sueños y planes, terminó en un crimen espeluznante que deja al descubierto una serie de fallas morales y sociales que hoy indignan al país entero.
27 de mayo: La desaparición de María Fernanda
Ese martes, la adolescente salió de su casa asegurando que iba a hacer un trabajo práctico en el colegio. No regresó. Mientras sus padres esperaban su regreso, Bernardo Silva, señalado como el autor material del asesinato, ya habría ejecutado su plan.
28 de mayo: La denuncia y primeras sospechas
Un día después de su desaparición, la madre de María Fernanda acudió a la Fiscalía para reportar el caso. Desde ese momento, la investigación comenzó a revelar detalles inquietantes: la joven habría solicitado dinero a sus compañeras, aparentemente para un aborto. Una farmacia de Coronel Oviedo fue allanada en busca de rastros de la víctima, pero sin éxito.
Las conversaciones escalofriantes
Chats recuperados del celular entregado por la propia madre de Silva evidenciaron una planificación meticulosa para interrumpir el embarazo primero con métodos farmacológicos y, cuando esto falló, con su propia vida. Pero lo que desata aún más la furia ciudadana es la posible implicación de sus padres, quienes el día del crimen se ausentaron de sus trabajos en el mismo horario en que se consumaba la tragedia.
29 y 30 de mayo: Avances en la investigación
El jueves y el viernes fueron días cruciales. Declaraciones de una amiga de la víctima confirmaron que María Fernanda conoció a Bernardo Silva en el evento Último Primer Día (UPD) y que el embarazo fue resultado de esa relación casual. Silva, aparentemente en desacuerdo con la situación, rompió la prueba de sangre en la que se confirmaba la gestación.
Mientras la fiscalía realizaba allanamientos en busca de respuestas, la madre de Silva acudió voluntariamente a las autoridades. Dijo que su hijo era inocente y entregó un teléfono celular que reveló detalles cruciales del crimen. Mikahela Rolón, amiga de Silva, aparece en los mensajes instruyéndolo sobre cómo interrumpir el embarazo con pastillas y, cuando estos métodos fallaron, sugirió maneras de quitarle la vida sin que “nadie lo descubriera”.
31 de mayo: El hallazgo del cuerpo calcinado
En la noche del sábado, la Policía realizó un rastrillaje en el terreno detrás de la casa de Silva y encontró el cuerpo calcinado de María Fernanda, oculto bajo ramas y escombros. Pruebas recolectadas en el lugar sugieren que Bernardo Silva trasladó el cuerpo con una carretilla antes de quemarlo. La escena revela un nivel de premeditación aterrador.
Las imágenes parciales de cámaras de seguridad, recuperadas tras un allanamiento en la casa de los padres de Silva, muestran a Bernardo trasladando a María Fernanda en moto hacia el lugar del crimen. Se investiga la implicación de sus progenitores, quienes declararon no estar en su domicilio, pero cuyos movimientos en sus trabajos el día del asesinato levantan serias sospechas.
La justicia en la cuerda floja
La fiscal Gladys Torales, quien había tomado las riendas del caso desde la denuncia de desaparición, sorpresivamente se apartó de la investigación, generando desconcierto y especulaciones sobre las razones detrás de su decisión. Lo mismo ocurrió con la abogada que acompañó a Mikahela Rolón, quien anunció que no la representará por motivos éticos.
Un clamor de justicia
Mientras Paraguay exige justicia para María Fernanda, la investigación sigue su curso. La Fiscalía solicitó informes sobre el patrimonio del padre de Silva, agente penitenciario, debido a sospechas de enriquecimiento ilícito. Aunque los padres no han sido imputados, siguen bajo investigación por posible encubrimiento.
Cada nueva revelación acerca de este caso sigue alimentando la indignación social. ¿Cómo es posible que un joven de 17 años haya cometido un crimen tan despiadado? ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de sus padres en la crianza y el encubrimiento? Las respuestas aún están en construcción, pero lo cierto es que el país exige verdad y justicia.