CIUDAD DEL ESTE (Relaciones, Redacción) El principal plato que el diablo usa para destruir una familia es la traición conyugal, pero él no es bobo, antes él sonda la postura del esposo y la esposa del uno para con el otro, él estudia tranquilamente cuál es la carnada más certera para atraer sin Error a su presa, comienza generando peleas y el alejamiento íntimo de los cónyuges, después crea situaciones en que la convivencia se hace difícil hasta insoportable, crea una nube de opresión y la intriga donde la esposa pierde la admiración por el marido y este se muestra indiferente a sus responsabilidades.
Cuando este escenario está montado, el gran autor de las mentiras reenvía sus manjares en forma de atractivas mujeres y hombres atentos, en realidad estas piezas son ilusorias, lo que los hace interesante es porque encuentran en ello lo que carece en su matrimonio, encuentran lo que su pareja debería proporcionar, entonces se inicia el proceso de destrucción de la familia. Todo es una gran ilusión, todos tenemos problemas, la vida de nadie es perfecta, lo más importante es saber que el diablo usa las armas que él tiene en sus manos, y él invierte en las parejas esperando quién va a caer primero.
Un matrimonio es una decisión muy seria, las personas no son desechables, no es un pasa tiempo o escape de problemas. Sólo se necesita una pequeña brecha para que el diablo cause un gran agujero en su vida. Si usted siente el deseo de traicionar, la culpa no es del diablo, es suya, porque el sólo usó la oportunidad que usted le dio a él y se metió con el deseo que usted ya guardaba en su corazón.
Un Espíritu débil no tiene fuerzas para luchar contra la carne que está colmada de malos deseos y una mente llena con mentiras que satanás ha lanzado.
Todo lo que usted necesita para ser feliz, está en su casa, no se engañe.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Santiago 4:7
Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena y abrazarás el seno de la extraña? Proverbios 5:18-20.