PADRES DENUNCIARON ANTE LA PRENSA Y LA SUPERVISIÓN DE EDUCACIÓN
CIUDAD DEL ESTE (policiales) Padres de tres niños con trastorno del Espectro Autista (TEA) denunciaron ayer públicamente que, los menores que acuden a la Escuela Básica Nro. 1.633 “Espíritu Santo” del Área 4 habrían sufrido maltratos por parte de docentes de la institución. Explicaron que se les reportó supuestos “accidentes” en el que sus hijos sufrieron lesiones, pero al inspeccionar imágenes del circuito cerrado, se percataron que, los menores eran aislados por orden de la propia profesora identificada como Isabel Arias, y quedaban a su suerte en un rincón. Al cuestionar a la docente, la misma, cruelmente les confirmó, que ella no incluirá a los niños “especiales” en sus clases, y solo trabajaría con los niños “normales”.
José Martínez, padre de un niño con la condición del Autismo, en conjunto con dos madres de niños con el mismo trastorno, denunciaron ayer que sus hijos no son incluidos en la clase del Preescolar, turno tarde, sección “D”, de la cual es titular la profesora Isabel Arias.
Martínez explicó que, inicialmente, habían sido informados de supuestos accidentes, que llamativamente, siempre afectaban a dos pequeños que tienen TEA y son no verbales (dificultad para comunicarse). Uno de ellos, en una oportunidad, incluso fue entregado con el labio roto.
Al transcurrir tan solo in semana, la otra menor con TEA no verbal, también sufrió lesiones, que según informaron, había sido porque se le cerró la puerta de la sala por el dedo. Teniendo en cuenta que los “accidentes” afectaban solamente a los menores autistas, se “encendieron las alarmas” de los padres, quienes se reunieron para cuestionarse en qué condiciones ocurrieron los hechos, descubriendo que uno de los niños ya no quería ir a la escuela este año, lo cual no había ocurrido en el Jardín, que todos estaban contentos de participar en clases.
También se percataron después, de que la profesora, identificada como Isabel Arias, daba justificaciones distintas a cada padre de las situaciones supuestamente acontecidas, por lo que decidieron encararla para que brinde las explicaciones certeras, pero se limitó siempre a minimizar los sucesos.
Ante esto, solicitaron a la Dirección, las filmaciones del sistema de circuito cerrado, siempre con el objetivo de aclarar los hechos, sin embargo, en principio, se excusaron, manifestando que no existían grabaciones porque supuestamente, las cámaras tienen muy poca memoria, y se borran rápido.
El 28 de marzo pasado, al ser entregado uno de los niños a la docente, el menor empezó a presentar una crisis emocional, y la profesora no supo contenerlo, lo cual, causó que el niño se orinara encima. Al inicio del año se solicitó una muda de ropa, pero nunca lo cambiaron al menor, y fue entregado todo mojado a sus padres. Ante lo ocurrido, el padre volvió a solicitar la filmación de esa fecha y los directivos aceptaron mostrarle, pero le prohibieron que grabara.
El padre explicó que observó que apenas al ser dejado por la madre, su hijo presenta la crisis emocional, momento en que lo sientan a la fuerza en una silla, y nunca lo contuvieron, llegando él a tener espasmos de la rabia, y volvió a orinarse encima. Posteriormente, se observa que la auxiliar lo lleva al baño, lo cambia, y luego lo trae al mismo lugar, lo hace sentar y le entregan un pote de plastilina, pero ya nadie le presta atención, momento en que se ve a través de las cámaras que tranquilamente, el niño procede a comer la plastilina sin que nadie intervenga para que deje de hacerlo.
El hombre confirmó allí sus sospechas de que, los tienen aislados a los menores con TEA y nunca implementaron la inclusión de la que tanto hablan, señaló.
Indicaron que, incluso, después de los sucesos, pidieron una entrevista con la docente Arias, donde la profesora les confirmó que ella no desea dar aulas a los niños especiales, y solo lo haría con niños “normales”, “ella nos dijo que no parará su clase para incluirlos a ellos”, lamentó.
Luego de lo manifestado por la profesora, trataron de buscar una solución y se comunicaron con el psicólogo de la institución que no apoyó siquiera con estrategias. Los padres entonces recurrieron a la directora interina, quien no demostró interés y decidió informar el hecho a la Supervisora identificada como Nilsa Yovamia, quien se comprometió en solucionar la cuestión, pero pese a que los niños ya están a casi 4 semanas sin acudir a clases, no han recibido ningún tipo de respuestas por parte de las instituciones.