DESENFRENADA CORRUPCIÓN EN EL PODER JUDICIAL PARAGUAYO

DIOSA ASTREA

Memoria, verdad y justicia, pura bolaterapia y manipulitis

 

En el Paraguay, el lema judicial es “memoria, verdad y justicia”, sin embargo, esto se trata más bien de una vil manipulación, ya que lo que menos tenemos los paraguayos es verdad, ni justicia y mucho menos memoria, porque somos un pueblo que ha venido repitiendo los mismos errores por mucho tiempo, y principalmente es debido a la pésima administración de justicia, que otorga impunidad a todos los politiqueros y autoridades corruptas, que estamos en la situación desesperante en que nos encontramos.

Dónde están la verdad y la justicia, en un poder judicial corrompido, desde los propios ministros de la Corte, atornillados a sus cargos, negociadores de sentencias, hasta el último funcionario judicial que pide coimas hasta por llevar una notificación en una causa por paternidad irresponsable. De qué verdad podemos hablar, qué justicia ni que nada, si estos mequetrefes del poder judicial sólo están para llenarse los bolsillos, burlándose de las personas que acuden a los juzgados en busca de un poco de “justicia pronta y barata”, como cínicamente afirman estos embusteros del poder judicial.

Como suele decirse, el cuerpo no puede funcionar si la cabeza no responde, y es lo que ocurre con nuestro poder judicial, ya que la cabeza, es decir, la Corte Suprema de Justicia, está repleta de personajes de avanzada edad, quienes jamás cumplieron con su rol constitucional, sino más bien siempre se dedicaron a los negociados, coimas, extorsiones y afines, para llenarse las falquitreras. Y para colmo, se declaran inamovibles y eternos en sus cargos, como si estuvieran por encima de todas las leyes y de la propia Constitución, en una actitud antidemocrática, despótica y autoritaria. Con esta clase de ministros, resulta imposible tener un poder judicial independiente y transparente, como deseamos los paraguayos.

Después están los jueces, muchos de ellos se iniciaron como humildes abogados que andaban en colectivo, que vivían en un alquiler de 6 x 4 en algún barrio periférico, pero después de poco tiempo, ya compran casas en el Country, andan en vehículos de alta gama, tienen cuentas bancarias por doquier y viven una vida de reyes. Difícilmente pueden alcanzar este envidiable bienestar económico con un sueldo que no supera, en la mayoría de los casos, los 10 millones de guaraníes, por lo que nos preguntamos, ¿de dónde sale la plata? Pero luego, cuando vemos casos tan notorios, como el de Curuguaty, por ejemplo, donde existe un video que desde el helicóptero había un francotirador disparando, porqué eso no se incluyó en el proceso, o entonces uno de los más enigmáticos, el Ycuá Bolaños, vemos que realmente no hay justicia, sino apenas hombres y mujeres corrompidos, mentirosos, embusteros y no aptos para el cargo, que se convierten en autoridad judicial con una sola misión, enriquecerse a costas de las personas que acuden en busca de justicia. Y para ese menester utilizan el mecanismo de polleras ajustadas, chiquitas bombachitas y ponerse a cargo del jefe para lo que quieran hacerle, con tal de ser yiyis Vip de todo uso y tener un sueldazo como en los templos de sodomitas.

Esperemos que algún día los paraguayos dejemos de ser gallinas y cobardes y salgamos de nuestro estado de analfabetismo funcional, para exigir un poder judicial realmente independiente, justo y verdadero, como dice el eslogan.

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