NACIONALES (policiales) La SENAD desarticuló cinco campamentos y confiscó 8,4 toneladas de marihuana en operativos en Capitán Bado, departamento de Amambay, y General Resquín, departamento de San Pedro.
La Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) logró un golpe significativo contra el narcotráfico al desarticular cinco campamentos y confiscar 8,4 toneladas de marihuana en recientes operativos, que fueron llevadas a cabo por agentes de las oficinas regionales número 1 y 7.
En la región de Capitán Bado, Amambay, el Departamento Regional N° 1 realizó una incursión en la zona boscosa de la Comunidad Guarani “Paso Historia”. Allí, los agentes encontraron un complejo significativo dedicado a la producción y almacenamiento de marihuana, que incluía tres campamentos equipados con diversas herramientas y maquinaria, como prensas rústicas, gatos hidráulicos y generadores eléctricos.
La operación resultó en la incautación de 5.400 kilogramos de marihuana picada y 600 kilogramos de marihuana prensada, sumando un total de seis toneladas de droga, las cuales fueron destruidas bajo la supervisión del fiscal Celso Morales.
Por otro lado, el Departamento Regional N° 7, en colaboración con el fiscal Jorge Encina, se dirigió a la Colonia Kira’y, en General Resquín, San Pedro. Allí se descubrió una logística importante para la producción y acopio de marihuana, que incluía dos campamentos con prensas, gatos hidráulicos, balanzas electrónicas, motocicletas y otras herramientas.
Además, se encontraron 1.250 kilogramos de marihuana recién prensada y 1.152 kilogramos de marihuana picada en bolsas, lo que totalizó 2.402 kilos de droga. Todo el material fue destruido en el sitio por disposición del Ministerio Público.
Las operaciones juntas permitieron la incautación de 8,4 toneladas de marihuana, cantidad suficiente para abastecer a varias localidades brasileñas. Esta significativa reducción en el suministro de droga representa un golpe importante para las redes criminales que operan en la región.
El valor estimado de la marihuana en el mercado brasileño, junto con la destrucción de la infraestructura narco, provoca un perjuicio económico considerable para los grupos criminales, calculado en aproximadamente 1,5 millones de dólares.