CIUDAD DEL ESTE (actualidad, por Carlos Roa) Muchas mujeres están en la edad en la que al mirarse al espejo notan arrugas y canas. Ven las jóvenes de 25 y suspiran con nostalgia. El recuerdo de la juventud no debería ser una patología y sí un orgullo de haber trajinado desde el nacimiento hasta hoy día, donde se han pasado experiencias, vivencias y hoy el cuerpo tal vez esté un poco añejo, pero no puede estar cabizbajo. Pero es cierto que dicen algunas mujeres, al notar las arrugas, los pies de gallina como llaman esas arrugitas al costado de los ojos, pero no hay que temerle, hay que orgullecerse de estas cicatrices del tiempo, significa que has vivido bastante y que eso es la gloria y gracia del Sr. Dios.
Pero, se olvida que tuvieron 25 también, del mismo modo que ellas con suerte, algún día tendrán sus cincuenta. Después quien sabe, 75 y las más suertudas, se las verá por algún medio periodístico, ya sea Popular, Crónica, Extra, la centenaria abuelita. Que maravilloso. No es motivo para agradecerle a Dios por estos beneficios? No hay que quejarse uno nació como es y gracias a ser un espermatozoide con suerte que consiguió llegar a la concepción de la vida.
Lo que ellas traen a la mesa con su juventud y ansias de vivir, nosotras lo traemos con nuestra sabiduría, experiencia y buen corazón. Nos hemos ganado cada cana con las situaciones que hemos experimentado. Si hemos llegado a los 30s, 40’s, 50’s, 60s, somos sobrevivientes, somos guerreras… como un auto clásico. Aunque nuestro exterior no luzca como antes, lo dimos a cambio del espíritu, coraje y fortaleza necesaria para entrar en esta nueva etapa de nuestras vidas con la gracia y el orgullo de quien ha pasado por mucho y ha logrado mucho también. Fueron las expresiones de la señora Ana Vera.