CIUDAD DEL ESTE(Cuentos, por Talo Ross) El Halloween tiene sus raíces en la antigua festividad celta de Samhain, que se celebraba el 31 de octubre. Samhain marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del invierno, una época asociada con la muerte. Se creía que durante esta noche el velo entre el mundo de los vivos y los muertos era más delgado, permitiendo que los espíritus cruzaran a nuestro mundo.
Con la llegada del cristianismo, Samhain fue transformado en el Día de Todos los Santos o All Hallows’ Eve, que finalmente se convirtió en Halloween. La relación con las brujas surge de la creencia de que estas criaturas, junto con otros seres sobrenaturales, aprovechaban la noche de Samhain para realizar sus rituales y sortilegios, lo que reforzó la idea de Halloween como el “Día de Brujas”.
El uso de disfraces se remonta a las tradiciones celtas. Durante Samhain, la gente se disfrazaba con pieles y cabezas de animales para ahuyentar a los espíritus malignos. En tiempos medievales, el cristianismo también influyó en esta práctica, con la gente vistiéndose de santos, ángeles y demonios para conmemorar el Día de Todos los Santos.
El truco o trato (trick-or-treating) es una mezcla de varias tradiciones. Durante Samhain, los celtas dejaban comida y dulces afuera para apaciguar a los espíritus. En la Inglaterra medieval, los pobres iban de puerta en puerta en el Día de Todos los Santos ofreciendo oraciones por los muertos a cambio de comida, una práctica conocida como “souling”. Con el tiempo, estas tradiciones se fusionaron en lo que hoy conocemos como trick-or-treating.
La entrega de dulces en Halloween se popularizó en Estados Unidos durante el siglo XX. Fue una manera de unir a las comunidades y ofrecer una alternativa segura a las travesuras asociadas con esta festividad. Actualmente, los disfraces y los dulces son elementos esenciales de Halloween, manteniendo viva la tradición de la noche en la que lo sobrenatural y lo cotidiano se entrelazan.
Halloween es una celebración que ha evolucionado a lo largo de los siglos, combinando elementos paganos y cristianos, y adaptándose a las culturas en las que ha arraigado. La festividad no solo representa un puente entre el pasado y el presente, sino que también es un reflejo de cómo las culturas interpretan y celebran el misterio de lo desconocido.
