NACIONALES (por Esteban Ross) Este 24 de junio, tras 20 años de impunidad, el Estado paraguayo le pedirá disculpas al dirigente campesino y docente rural Ernesto Benítez, por haber sido detenido y torturado por la policía en el año 2003, cuando participaba de una protesta campesina; en el mismo acto se pedirán disculpas a familiares de Eulalio Blanco, campesino asesinado por la Policía durante la represión a la protesta.
Ernesto y sus compañeros, con apoyo de la CODEHUPY, presentaron una denuncia ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que en el 2012 dictaminó que el Estado paraguayo era responsable de violaciones a los Derechos Humanos en el caso de Ernesto y Eulalio. El acto de pedido de disculpas se realiza en el ISEPOL, institución de formación de agentes de Policía.
A lo largo de su prolongada trayectoria de lucha, Ernesto Benítez ha sabido expresar el profundo arraigo del campesino paraguayo con su tierra y la confrontación que se vive en el campo entre el modelo de agronegocios y la agricultura campesina. En el año 2017, Ernesto, acompañó el ciclo de debates de BASE-IS, desde allí dejó profundas reflexiones sobre la lucha campesina, que vale la pena recuperar.
“En el campo la contradicción fundamental se da entre el agronegocio, la producción empresarial y la agricultura familiar campesina e indígena, que responden a concepciones totalmente distintas. El agronegocio, la producción empresarial, es unidimensional, es una mirada, una sola cosa, ellos cuando miran a la tierra, al árbol, al agua, a la semilla, al conocimiento, al animal, a la roca, al ser humano, todo es sinónimo de dinero, de mercancía, por eso es mirada unidimensional, todo se reduce a mercancía, a dinero, es una mirada del mundo, una forma de entender al mundo. La mirada nuestra, de los agricultores campesinos e indígenas es lo opuesto, porque nosotros tenemos una mirada multidimensional, nuestra tierra, nuestro territorio al mismo tiempo son muchas cosas. Primera cuestión, para ellos, toda la naturaleza, incluido el ser humano, es sinónimo de dinero, de mercancía; para nosotros, la naturaleza en su conjunto, la tierra, nuestro territorio es nuestro espacio de vida”
La Escuela y la lucha campesina
“En la construcción de las Comunidades campesinas organizadas hay una cuestión a destacar, tal vez no central, la Escuela, cuando hablamos de ella no solamente hablamos de una construcción de madera o material, niñas, niños, profesores, profesoras, es algo más profundo. La Escuela empieza a funcionar desde el mismo momento en que el campesinado sin tierra, desposeído, disperso, históricamente sometido y humillado se une bajo una misma bandera y objetivo común y confía en su propia fuerza, este paso ayuda a superar muchas debilidades, vicios individualistas y creencias en ídolos superiores falsos para la solución de sus problemas; cuando el campesinado aprende a no esperar desde arriba y actuar confiando en su propia fuerza colectiva empieza una nueva escuela, cuando en las tierras conquistadas y en la etapa de construcción de los nuevos asentamientos continúa la unidad, el trabajo cooperativo, la tierra en manos comunitarias se fortalece y se profundiza la nueva escuela, por eso aquellas personas, autoridades analfabestias que ven y creen que la tierra es una propiedad, una mercancía y miran al campesino, a los niños y jóvenes como instrumentos de trabajo y sus mentes como depósitos de mentiras, humillaciones, resignación e indignidad, se escandalizan al ver la construcción de la nueva escuela. La nueva escuela se aprende a trabajar juntos desde niño, se aprende la no existencia de seres superiores e inferiores, se aprende a luchar y construir, se aprende a no tener miedo, se aprende a sumar la comida y la vida, se aprende a multiplicar la alegría y la belleza, se aprende a restar la muerte, el odio, la violencia, a dividir los latifundios y el ganado, las injusticias. En la nueva escuela se aprende a pensar en los demás y soñar la libertad. Estudio, trabajo y lucha, es la consigna de nuestra escuela de la comunidad.”
Compartiendo nuevamente estas reflexiones, desde BASE-IS, conmemoramos la lucha de Ernesto, de Eulalio, y en su nombre de todos los campesinos y campesinas que han luchado en defensa del territorio siendo víctimas de la violencia del agronegocio y el Estado.