NACIONALES (enviado especial) Ya en campaña, Payo Cubas había dicho que si accedía a la presidencia, impondría una dictadura. Ahora en el llano, ratifica su filosofía al explicar que la nucleación que fundó no se ciñe a criterios democráticos, sino a los que él determina.
La expulsión vía mensajes de texto -modus operandi en la era Lugo- tanto en esferas de Gobierno como en otros ámbitos, alcanzó ahora al partido Cruzada Nacional, liderado por Paraguayo Cubas.
El último episodio, que determinó la desvinculación del senador Javier Vera (Chaqueñito), sirvió para que el expresidenciable baje la línea acerca de cómo se manejan las decisiones al interior de ese partido, y de quién corta la torta.
“Este no es un partido democrático”, disparó Payo en comunicación con la emisora 1020 AM, al ser consultado si el “raje” no debía darse a través de un Tribunal de Conducta o una Convención.
Cuando internautas le cuestionaron la manera unilateral e inconsulta de cómo puso al flamante parlamentario chaqueño, fuera de Cruzada, el político antisistema reivindicó lo que ya en proselitismo había admitido: que él no estaba en la línea de los partidos tradicionales, y que sus decisiones son las que imperan en su partido.
“Aquí se dicta la dura ley de un tipo de 61 años que nunca se vendió”, remarcó Cubas, en referencia a sí mismo, y en un fin de discusión respecto a las reglas que rigen a la Cruzada.
Y mientras desde sectores del liberalismo le machacan a Payo haber sido un “caballo de Troya” que metió la cuña en el electorado opositor, el mismo ratifica con su posicionamiento que su modo político no sigue la pauta de asociarse a bloque alguno.
La línea dura bajada por Cubas en cuanto a decisiones y posturas, ya desembocó en fugas en el Senado, en donde de cinco bancas iniciales de Cruzada Nacional, ahora solo le quedan dos.