TENDENCIA (Por Charly Friend) En la antigua Inglaterra, la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (a menos que se tratara de un miembro de la familia real).
Cuando la gente quería tener un hijo, debían solicitar un permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones.
La placa decía: “Fornication Under Consent of the King” (F.U.C.K.). Ese es el origen de tan socorrida palabrita.
La pudicitia, o preservación de la virtud sexual, era un concepto central de la ética sexual de los antiguos romanos.
Esa pudicitia le costó la vida a Lucrecia y Virginia, quienes pasaron a ser leyendas que sirvieron de ejemplo para realzar el comportamiento que las mujeres debían consagrar.
Una vez casadas no debían esperar ningún placer del acto sexual, pues su papel era simplemente para procrear.
Además, debían aceptar las infidelidades de sus maridos, siempre y cuando las amantes no fueran casadas, pues, como hombres, era una muestra de su vir -destreza sexual y virilidad-.
Solteros o casados, estaban en libertad de acostarse con prostitutas, bailarinas y hasta con otros hombres, con la condición crucial de que fueran ellos quienes los penetraran. Los hombres que se dejaban penetrar eran considerados deficientes en vir y en virtus (virtud), y eran denunciados y vilipendiados como afeminados.
Valores familiares
Al final de la República, sin embargo, el sexo ilícito y extramarital empezó a ser considerado como perjudicial.
Augusto, como primer emperador del Imperio romano, se dio cuenta de eso y, aunque él mismo no era reacio a disfrutar de las esposas de otros, intentó restablecer algunos buenos valores familiares por medio de leyes.
Sin embargo, las intenciones de Augusto fueron eclipsadas por la conducta de su única hija biológica Julia, quien se dice que fornicó hasta en el podio desde el cual su padre había presentado su legislación moralista.
Augusto finalmente la exilió en Pandataria, una remota isla libre de hombres frente a la costa de Campania.
Lo que era en las antípodas y lo que es hoy en día, hoy en día ni el rey ni la reina de la casa apoden propone a los hijos e hijas No fornicar, ellos se toman la libertad absoluta de hacerlo cuando quieran donde quieran y con quien quieran, fuera el Rey!!