DESPILFARRAN LOS RECURSOS QUE DEBERÍAN SERVIR PARA DAR BIENESTAR AL PUEBLO
CIUDAD DEL ESTE. Por Carlos Roa. Tributar es pagar un tributo, como el que abonan los ciudadanos al estado o el que pagaban los vasallos a su señor. La tributación consiste en realizar las aportaciones que exige el Estado para la financiación de las necesidades colectivas de orden público. Existen tres clases principales de tributos. Los impuestos, como el IRPF o el IVA, son exigidos por el Estado sin que exista ninguna contraprestación específica. Las contribuciones, como el IBI, se dan cuando se produce un aumento en el valor de un determinado bien como contraprestación de una obra o servicio público. Finalmente, las tasas son tributos que se exigen para el aprovechamiento privativo de un dominio o servicio público.
Los impuestos recaudados y administrados por el Gobierno paraguayo de turno, entran a formar parte del presupuesto general de la nación, el cual es el conjunto de recursos, aprobados también por el Congreso, que se utilizan para financiar los gastos y las inversiones que debe hacer el Estado y así realizar las obras públicas y prestar servicios y bienestar para la población. Hasta ahí todo bien, parece un cuento de hadas pero del dicho al hecho hay un largo trecho. En Paraguay no es paño menor el usufructo que se le da al tributo de la ciudadanía al Estado, que estos ni cortos ni perezosos no utilizan como está la narra más arriba y sí presupuestan a los ñoquis o planilleros, que se benefician a través de la politiquería o el pago de tributo de sus votos. Sin embargo cuando leemos el contenido explicativo de la palabra tributo, uno se siente halagado al leer lo expuesto por esta palabra que dice que uno tiene que tributar al gobierno de turno y que el gobierno tiene que utilizar en pos del progreso y bienestar de todos los ciudadanos. Yupiii, happy birthday to you, sería feliz cumpleaños para todos, pero nuestro país es happy birthday for them (feliz cumple para ellos). Así son estos funcionarios ñoquis, que obtienen sus cargos gracias a las prebendas políticas y derrochan el dinero del contribuyente que con tanto sacrificio ha tributado al Estado.