HAY QUE ENVIARLOS A LA ESTEPA DEL SAHARA
CIUDAD DEL ESTE (Politiquería, por Carlos Roa) El Parlamento del Mercosur, conocido también como Parlasur, es una asamblea parlamentaria que funciona como órgano deliberativo del Mercosur, bloque regional constituido por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y, más recientemente, Bolivia. Creado legalmente el 9 de diciembre de 2005, el Parlasur comenzó a funcionar el 7 de mayo de 2007. Paraguay tiene 18 serpenteantes haraganes que no sirven para nada, no hacen nada, no deliberan nada, no tienen voz ni voto, son como la decoración navideña que se prende y apaga solo 1 vez al año para algún comicio que desarrollan su partidos. Perciben 36 millones de guaraníes mensualmente sin hacer nada, son en total 18 haraganes que suman al estado 648 millones al mes y por año esto rinde la friolera suma de 2400 millones de guaraníes, que es un gasto al pedo para el estado, donde los aportantes son los contribuyentes. ¿Y para qué sirven estos lacayos? Deberían de ser expulsados de esos cargos e inclusive esa figura tendría que desparecer, o hacer como Macri, que sean parlamentarios parlasurianos pero ad honorem, sin cobrar nada, epillá? Les aseguro que estos no irían ni siquiera al recreo, serían unos parlasurianos raboneros y cambiarían de profesión.
¿Porqué tantas figuras para sueldos exuberantes? Un país tercermundista con salarios primermundistas. Lo cierto hay que espatifarlos a estos haraganes imprestables de la sociedad paraguaya. Y Estos son los parlasurianos: Aquino Ocampo Alberto Ignacio, Attis Jiménez Antonio Gabriel, Bernal Amarilla Calixto Eduardo, Bittar Navarro Tomás Enrique, Cáceres Santacruz Cresencio Herminio, Canese Krivoshein Ricardo, Cubas de Villaalta Cirila Concepción, Denis Pintos Juan Alberto Antonio, Domínguez Santacruz Ramón, Friedmann Sosa Emanuel, González Érico Miguel Ángel, Núñez Alfonso González, Núñez Sánchez Amanda, Palacios Melgarejo Mirtha, Sarubbi Gamarra Luis Alberto, Sosa Cabañas Miguel, Torres Martínez José Manuel y Vera Cárdenas Zacarías. Hay que pavonearlos del cubil.