El fenómeno de El Niño ha traído más lluvias que las habituales al sur de América Latina, pero por sí solo no explica las crecidas de ríos que han obligado a más de 160.000 personas a evacuarse por estos días de sus hogares en Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay. Diversos expertos atribuyen la gravedad de las inundaciones a la deforestación que en los últimos años ocurrió en Paraguay, el sur de Brasil y el norte de Argentina para plantar soja transgénica. El oro verde modificado genéticamente ofrecía una alta rentabilidad durante los pasados años de bonanza de las materias primas, entre 2002 y 2014, y además soportaba las elevadas temperaturas de aquellas tierras antes pobladas de bosques nativos. “El aumento de las precipitaciones y la significativa pérdida de cobertura boscosa en Argentina, Brasil y Paraguay, que se encuentran entre los 10 países con más deforestación de todo el mundo, no permitió la natural absorción del agua”, advirtió Greenpeace en un documento.
Los bosques y selvas, además de concentrar biodiversidad considerable, juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Son nuestra esponja natural y paraguas protector. Cuando perdemos bosques nos volvemos más vulnerables ante las intensas lluvias y corremos serios riesgos de inundaciones. Solo queda el 7% de la superficie original de bosques de la Selva Paranaense o Misionera, atravesada por los ríos Uruguay, Paraná e Iguazú, según Greenpeace.
Y estos son algunos de los grandes responsables de esta catástrofe ambiental, que hoy día atraviesa el Mercosur. Inmigrantes brasileños, como Tranquilo Favero, Marcelo Ferraz, o Maximino Lazzarotto, o menonitas como Ewald Neufeld, Jacob Buekert Friessen, Bernard Wall Froesse, Abrahán Blacz Froesse, los Hildebrand de Campo 9, entre muchos otros, son directos responsables de este fenómeno que hoy día afecta a miles de compatriotas, que están con el agua hasta el cuello. Esto siempre fue, es y seguirá siendo gracias a la complicidad de parlamentarios y el propio presidente de la República, que hace vista gorda a estos supuestos empresarios, a causar una catástrofe ambiental por un puñado de dólares o porque simplemente los amenazan que se van del país o sus funcionarios no se van a votar, verdad Manuel Jara?