CIUDAD DEL ESTE (pandemia pokovid, por Carlos Roa) Desde el inicio de la pandemia del Covid-19, en los primeros días de marzo del 2020, todos creíamos estar protegidos por este gobierno, que tomó medidas nunca antes vistas en la historia del país, en cuanto a las limitaciones de la ciudadanía, bajo el mote de “quédate en tu casa” y no salgas. Y así fue, nos quedamos en nuestras casas, pero mientras eso, ellos, las autoridades, comenzaron a esquilmar el país, bajo el esquema “pokovid 2020”, con los esquemas denominados tapabocas de oro, insumos médicos de oro, camas UTI de oro, agua tónica de oro, en fin, una serie de negociados que no fueron penados ni investigados por las autoridades fiscales o judiciales y mucho menos con la división de los 1600 millones de dólares, donde figura 700 millones de dólares prestados a los bancos amigos de Benigno López, con un interés del 12%, que mientras dure la pandemia, más dinero van a hacer con este préstamo como así también los 500 millones de dólares al truhan Mazzoleni, ministro de la mentira y el bobo de la corte de Marito, de los cuales usó 4 millones de dólares, para comprar no se sabe qué.
El dinero este hizo lo mismo que Benigno, prestó como usurero con el 12% y es el que maneja la fecha y hasta cuándo vamos. Si es por ellos hasta el 2030, donde les va rendir más los préstamos hechos de este gobierno en manos de Maligno López y el truhan Mazzoleni. Es ahí donde no vemos y somos como ovejitas con destino al matadero. Me cuerda con pena y lágrimas cuando veo un señor viejito de 98 años y es excombatiente de la guerra del Chaco, un héroe, mientras hoy veo por las redes, televisión, escucho en la radio de estos sinvergüenzas y el pueblo solo sirve para quejarse y murmurar en la casa. No salimos a la calle a protestar nuestros derechos, somos inútiles, cagones y cobardes.
Mientras en el resto del mundo veíamos como los países serios se preparaban de la mejor manera, aquí nosotros estábamos encerrados en nuestras casas, para que ellos puedan robar los fondos públicos y esquilmar las arcas del Estado. Programas sociales como el Ñangareko, Pytyvo y Ñamopero eran usados supuestamente para callar a los hambrientos, pero no llegaban en su mayoría al destinatario final, el ciudadano hambreado que no puede ganarse el pan de cada día porque tiene prohibido trabajar. Entonces, podemos decir que este virus sólo nos trajo más hambre, miseria y corrupción a este sufrido Paraguay.