SALUD Y BIENESTAR (Redacción) Según un nuevo estudio publicado en la revista Jama, esta sensación aumenta el riesgo de que las mujeres mayores desarrollen problemas cardíacos potencialmente mortales (Getty Images)
Por naturaleza, los seres humanos somos criaturas sociales. Sin embargo, a medida que envejecemos, la dinámica personal y los estilos de vida cambian, lo que puede provocar soledad y aislamiento. La soledad no está limitada por la edad, el sexo, el estado civil o el cargo. Los CEO la sienten, al igual que las nuevas mamás, los abuelos, recién graduados universitarios y estudiantes de primaria. Incluso la realeza no es inmune a ella. La duquesa Catalina de Cambridge dijo en abril del año pasado que se sintió sola y aislada como madre.
¿Qué es la soledad, exactamente? La mayoría de nosotros lo ha sentido de una forma u otra. Es la sensación que surge cuando hay una brecha entre las interacciones sociales que deseas y la realidad. Nos sentimos separados, incluso alienados, y puede durar un corto tramo o un período prolongado de tiempo. Es importante tener en cuenta que uno puede sentirse solo incluso cuando está rodeado de otras personas.
Según un nuevo estudio publicado en la revista Jama, esta sensación aumenta el riesgo de que las mujeres mayores desarrollen problemas cardíacos potencialmente mortales. Los científicos analizaron los datos de 57.000 mujeres mayores de 65 años que fueron seguidas durante casi una década. Se preguntó a los sujetos sobre su nivel de soledad y aislamiento social, y esto se comparó con las tasas de enfermedad cardíaca.
La investigación encontró que las mujeres que se sentían solas y aisladas tenían entre un 13% y un 27% más de probabilidades de ser diagnosticadas con enfermedades del corazón, y advirtió que el mayor aislamiento causado por el COVID-19 y los confinamientos pueden haber puesto a más mujeres mayores en riesgo de sufrir problemas cardíacos.
El nuevo estudio involucró a más de 57.000 mujeres estadounidenses posmenopáusicas que habían respondido previamente a cuestionarios que evaluaban el aislamiento social entre 2011 y 2012 (Getty Images)
“Somos seres sociales. En este tiempo de COVID-19, muchas personas están experimentando aislamiento social y soledad que pueden convertirse en estados crónicos. Es importante comprender mejor los efectos agudos y a largo plazo que estas experiencias tienen sobre la salud cardiovascular y el bienestar general”, sostuvo la autora principal del trabajo, la doctora Natalie Golaszewski, de la Universidad de California.
Para la especialista, el aislamiento social y la soledad están “ligeramente correlacionados” y pueden ocurrir al mismo tiempo, pero no se excluyen mutuamente. Por ejemplo, una persona socialmente aislada no siempre se siente sola, mientras que una persona aún puede experimentar soledad incluso si ve a muchos amigos y familiares.
En la misma línea, el coautor del estudio, el doctor John Bellettiere, aclaró: “El aislamiento social se trata de estar físicamente lejos de las personas, como no tocar, ver o hablar con otras personas. La soledad es un sentimiento, uno que puede ser experimentado incluso por personas que están regularmente en contacto con otros”.
Bellettiere agregó que el aislamiento social y la soledad son un “problema de salud pública creciente”, ya que están asociados con problemas de salud como la obesidad, el tabaquismo, la inactividad física, la mala alimentación, la presión arterial alta y el colesterol alto.
La soledad en la población general también está relacionada con una mala salud pulmonar (REUTERS)
El nuevo estudio involucró a más de 57.000 mujeres estadounidenses posmenopáusicas que habían respondido previamente a cuestionarios que evaluaban el aislamiento social entre 2011 y 2012. Se les envió un segundo cuestionario que evaluaba la soledad y el apoyo social entre 2014 y 2015.
Se siguió a los participantes desde el momento en que se completó el cuestionario hasta 2019 o cuando se les diagnosticó una enfermedad cardiovascular. Uno de los principales hallazgos fue que un total de 1599 de los participantes experimentaron los problemas cardíacos potencialmente mortales.
La soledad en la población general también está relacionada con una mala salud pulmonar. La British Heart Foundation reconoce “una asociación entre el aislamiento social y un mayor riesgo de morir”. Al mismo tiempo, una investigación realizada en 2016 por la Universidad de York encontró que la soledad y las malas relaciones se asociaron con un aumento del 32% en el riesgo de un derrame cerebral.
“A medida que las redes sociales se reducen, los adultos mayores corren un mayor riesgo de aislamiento social y soledad”, escribieron los autores. Una cuarta parte de los adultos de 65 años o más reportan aislamiento social y un tercio de los adultos de 45 años o más reportan sentirse solos.
“Todavía no sabemos si el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular se debe a la exposición aguda al aislamiento social y la soledad o si la exposición prolongada acumulada a lo largo de la vida es la culpable. Se necesitan más estudios para comprender mejor eso”, finalizó Bellettiere.