CURIOSIDADES (Reflexión por Esteban Ross) En una conversación llena de sabiduría y ternura, una madre ofrece a su hijo un valioso consejo sobre el verdadero significado de la belleza y el amor duradero. Este relato nos recuerda que la apariencia física es efímera, mientras que el carácter y el corazón son lo que realmente perduran y nos acompañan en los momentos más difíciles de la vida.
Un día, un hijo se acercó emocionado a su madre mientras observaba a una mujer. “¡Mamá, mira a esta mujer! ¡Este es exactamente el tipo con el que me quiero casar! ¡Ella es tan hermosa!” exclamó con entusiasmo.
Su madre, sonriendo suavemente, le respondió: “Hijo mío, entiendo que te atraiga su belleza, pero déjame darte un consejo: la belleza sola no es suficiente para construir una vida de casado.”
Intrigado, el hijo preguntó: “¿Por qué, mamá? Una mujer hermosa como ella me haría tan feliz.”
La madre se rio amablemente y le explicó: “Hijo mío, una mujer puede ser hermosa ante los ojos de todos, pero la verdadera belleza, la que perdura, está en su corazón y carácter. Busca una mujer que te respete, que te acompañe en las pruebas de la vida y que te apoye en tus sueños.”
El hijo, pensativo, respondió: “Pero, mamá, si es hermosa y tiene buen carácter, ¿por qué no?”
Con una sonrisa cómplice, la madre le dijo: “Seguro que puede, hijo mío. Pero recuerda que la mujer ideal no es la que llama la atención de todos, sino la que está dedicada a ti, que te hará crecer y que te traerá paz. No solo confíes en las apariencias, se desvanecen con el tiempo. Busca a la que haga feliz tu alma, no solo tus ojos.”
El hijo, con una sonrisa tímida, respondió: “Creo que lo entiendo, mamá. Gracias por tus consejos. Pensaré más antes de elegir.”
La madre, poniendo la mano en el hombro de su hijo, concluyó: “Tómate tu tiempo, hijo. El verdadero amor a menudo se encuentra donde menos te lo esperas. Y sobre todo, elige a quien te haga un mejor hombre.”
No juzgues solo por lo que ves, porque el verdadero valor de una persona radica en su corazón, carácter y capacidad de acompañarte en los altibajos de la vida. Además, cuando se llega a la vejez, el físico desaparece.