ITAPÚA (Realidades por Carlos Roa) Recorre las redes sociales un par de fotografías donde se puede ver a un motociclista que al encontrarse en el semáforo con un adolescente vendiendo limones en el frío y muy desabrigado el mismo se quita la campera y le entrega al joven. Esta acción conmueve a la ciudadanía que no tardó en compartir y de cierta forma viralizar el gesto, queremos destacar que este acto no solo de empatía con los más necesitados sino de solidaridad, de humildad, de valentía puede realmente cambiar la vida de quien recibe el favor, pero sobre todo este gesto tiene muchísimo más valor al no ser el donador el mismo que se filma, se quita fotos y sube a las redes sociales poniéndose a sí mismo el cartel de solidario, bondadoso, y caritativo por colaborar con su prójimo, sino que es un gesto verdadero y genuino de amor al prójimo y de solidaridad, al no buscar absolutamente nada a cambio, ni reconocimiento, ni aumentarse el ego contando “qué bueno pa que soy” que lastimosamente estos actos altruistas van perdiendo el verdadero fin porque se volvió una moda alzarse el ego publicando los actos de solidaridad a cambio de likes, a cambio de vistas, a cambio de nuevos contratos con marcas que publicitan los supuestos influencers que tenemos acaparando las redes sociales.
Nadie sabe lo que pasa por la cabeza del prójimo que se encuentra luchando día a día en las calles por salir adelante, donde quizás todo indica que es más fácil salir a robar, dormir hasta tarde, depender de la mamá que se rompe el lomo trabajando, y después exigir al estado, a los padres, a la pareja, a quien sea que le dé y que le ayude con todo, porque él no tiene la culpa de ser “pobre”.. pobre es la mentalidad que tienen, porque aquí podemos ver como un joven que seguramente está de vacaciones de invierno del colegio aprovecha para salir a trabajar, queremos creer que estudia, nos abemos si en realidad él es el sustento de la familia, no sabemos si en casa tiene una madre enferma, o quizás no tiene madre pero si hermanitos que sacar adelante, lo que si vemos es que ni el frío ni la escases de recursos materiales lo detienen para salir a batallar, porque es realmente una lucha constantes la que hacen quienes eligen el camino honrado, honestos a pesar de las dificultades que se presentan a diario.
Uno no se imagina cuantas veces pasa por la mente del que está parado en el frío con sus frutas, con su chipa con su bingo, “si hace más frío me voy.. pero hoy no voy a comer”, “mejor le robo su parlante a la vecina y vendo por un 50mil”, “a esa señora le estiro su celular y corro”.. no sabemos y nunca sabremos hasta qué punto podemos cambiar la vida de una persona, usando un poco la imaginación podemos creer que este joven hoy dejó su única campera a su hermanito que lo espera en casa cuidando a otro hermano más pequeño y a la mamá que se encuentra en cama, y sale de ahí pensando que va ahorrar un poquito y seguro después de comprar la comida y los remedios le sobre algo para conseguirse una campera, sale con el Jesús en la boca suplicando que el día no sea tan difícil, y definitivamente es Dios a través de este motociclista que lo ve y le da de buena gana y de buena fe su propia campera porque ve que puede alivianar un poco la lucha ajena.
Todas estas son suposiciones pero lo que no hay duda es que todos podemos hacer que la situación del otro no sea tan mala, vemos que está luchando, que está procurando que no está nomas esperando que todo se le sea dado.. podemos ayudar sin esperar nada realmente y quizás cambiar la esperanza, la fe y la situación de una persona totalmente desconocida.
