CIUDAD DEL ESTE (Realidades por redacción) Los hombres suelen relacionarse con las mujeres por dos razones principales: el sexo y el amor. Sin embargo, cuando se trata de matrimonio, estas razones no siempre son las que los impulsan a dar ese paso. En la mayoría de los casos, los hombres buscan algo más profundo y práctico: la estabilidad. Esta búsqueda de estabilidad puede ser el factor decisivo que los lleva a comprometerse en matrimonio, incluso si han experimentado amor o placer en otras relaciones.
Un hombre puede amar profundamente a una mujer y, aun así, no casarse con ella. Del mismo modo, puede mantener una relación basada en el sexo durante años sin que eso lo lleve al altar. Pero cuando encuentra a alguien que le ofrece estabilidad emocional, financiera o incluso una visión compartida de futuro, es entonces cuando decide casarse. Para los hombres, el matrimonio no se trata de fantasías de bodas perfectas, vestidos de novia o ceremonias llenas de glamour. En su lugar, piensan en términos de construir un hogar, un refugio donde puedan crecer y prosperar junto a alguien que comparta sus valores y objetivos.
Por otro lado, las mujeres tienen una naturaleza tierna y una capacidad única para recibir y transformar. Cuando se les da algo, lo convierten en algo más grande y significativo. Si les das víveres, preparan una comida; si les das dinero, crean plenitud; si les das amor, te devuelven afecto y estabilidad. Incluso en el acto de la procreación, reciben una semilla y la transforman en una nueva vida. Sin embargo, esta capacidad de transformación también tiene un lado oscuro: si les das molestias o dolor, pueden convertirse en una fuente de conflicto y tensión, algo que muchos hombres entienden y temen.
Es por eso que un hombre puede permanecer en una relación durante años sin comprometerse, pero al conocer a otra persona en un breve período, decidir casarse. No es una cuestión de tiempo, sino de lo que esa nueva persona aporta a su vida. La estabilidad, en todas sus formas, es lo que realmente buscan. El sexo puede ser un placer momentáneo, el amor un sentimiento profundo, pero el respeto y la estabilidad son los pilares sobre los que construyen su decisión de casarse.