Infidelidad versus infidelidad
entre el hombre y la mujer!!!
CIUDAD DEL ESTE (tendencia, por Carlos Roa) Ai ai ai ai, haaayy…recuerdo en mis tiempos de adolescencia, tenía 14 años, estudiaba en el colegio Dante Alighieri de la capital del país, y ahí con mis compañeros practicábamos el libertinaje. Si, pero no con acciones, simplemente con los ojos. Porque éramos tímidos. Hasta teníamos miedo de acercarnos a una mujer y decirle me gustas. Entonces en la hora del recreo, como las compañeras el uniforme era un vestidito hasta casi la rodilla, ellas se sentaban de piernas cruzadas y nosotros los jovencitos esperábamos que descrucen las piernas de un lado para otro para verle el color de pantaleta (bombachita). Wow, nuestra emoción era incalculable al ver que justo Liliana estaba con una blanquita y ya hacíamos el comentario: chaaa le vi a Liliana y tiene bombacha blanca. Era para nosotros un fenómeno.
Y en una de esas, conversando con mi abuelita, que sabía que mi abuelo se pasaba saltando de verja en verja por el vecindario, yo le chismeaba a ella como buen alcahuetero: buela, ¿sabías que el buelo tiene otra chica´i? Si yo sé, pero no te preocupes. ¿Y porqué no le dejás buela? Y me respondía tristemente: ya tengo muchos hijos y quien sustenta la casa es él. Eso significaba que la estabilidad de sobrevivencia es lo que regía para dar continuidad a la infidelidad. Hoy en el siglo XXI las mujeres cambiaron radicalmente. Días pasados, viajando en el colectivo 3 de febrero, desde el barrio San Juan hacia el centro una pareja sentada en mi frente iban discutiendo, “porque te he visto, le miraste mucho a Raquel”. Si, pero vos también le dice el muchacho, cuando pasás por la casa de Karliños no sé si mirás sus loritos o las piernas de él. Que siempre está en la baranda de su casa. Y entre discusión y discusión, salió a flote algo que me dejó asombrado e inclusive estupefacto, donde salió la chica y le dijo: mirá Tomás, cuídate, que si vos me ponés los cuernos con una, yo te pongo con cinco. No tuve otra que levantarme, tocar el timbre y bajarme del colectivo. Me sentí asombrado y hoy en día esto no es para sentirse asombrado, esto es normal hoy en día. Las mujeres capitalizaron sus derechos. Si entre la pareja muchas veces ves bailando abrazaditos y la mina haciéndole ojitos a un rubito de ojos azules y pelos de vikingo, o sea, estamos en la era del libertinaje. No como antes de los tiempos de mis abuelos, mi abuela soportaba los cuernos de mi abuelo, porque tenía muchos retoños ya establecidos y era él quien sustentaba la casa.
Lo que me asombra es que lo que pueda venir mañana, si es la era del vecinos con derechos; o sea un día de la semana la esposa va a pernoctar con el vecino y la esposa del vecino viene a dormir con el esposo de la vecina. ¡Nde tavy!