CIUDAD DEL ESTE (salud, por Carlos Roa) Hay momentos en la vida en los que el cuerpo empieza a enviarnos señales de que algo está cambiando. No hay una fecha exacta, ni un número mágico en el calendario, pero poco a poco pueden aparecer ciertos síntomas que nos hacen notar que estamos entrando en una nueva etapa. La menopausia y la andropausia son parte de un proceso natural, pero más allá de los cambios físicos, lo que realmente impacta es cómo nos afectan emocionalmente.
Menopausia: Más allá de los sofocos
Las mujeres suelen notar que, un buen día, su cuerpo empieza a comportarse diferente. Sofocos repentinos, cambios de humor dignos de una novela dramática, y noches de insomnio pueden convertirse en parte de la rutina.
Pero lo que muchas no dicen es cómo afecta esto su autoestima. La menopausia marca el fin de la etapa fértil, y para algunas, eso trae sentimientos de pérdida o de miedo al envejecimiento. Es clave entender que ser mujer no depende de la edad ni de la biología, sino de la manera en que cada una se siente consigo misma. Consejo emocional: En lugar de ver la menopausia como un final, mírala como un nuevo comienzo, una oportunidad para enfocarte en ti, en tus pasiones y en una nueva manera de vivir con libertad.
Andropausia: Cuando la energía cambia
Para los hombres, la andropausia llega de manera más silenciosa. No hay un momento exacto en el que empieza, pero poco a poco pueden notar que la energía baja, que la fuerza no es la misma, y que su estado de ánimo se torna más melancólico.
Uno de los golpes más duros es el impacto en la confianza y virilidad. Algunos sienten que están perdiendo lo que los hace sentirse jóvenes y activos, y esto puede generar ansiedad o hasta depresión.
Consejo emocional: Lo más importante es reconocer que la masculinidad no se mide en fuerza física ni en niveles de testosterona. La madurez trae sabiduría, estabilidad y nuevas formas de disfrutar la vida. ¡Es el momento perfecto para reencontrarte contigo mismo y fortalecer tu bienestar emocional!
Aceptación y bienestar
Si bien estos cambios pueden ser un desafío, nadie está solo en esto. Conversar con amigos, practicar actividades que generen bienestar, y aprender a escuchar el propio cuerpo puede hacer toda la diferencia.
Así que, en lugar de temerle a esta etapa, abrázala, porque cada día es una oportunidad para descubrir una nueva forma de ser tú mismo.