Seis náufragos de una embarcación que se hundió en las aguas del río Paraná, ayer en San Cosme y Damián, tuvieron la fortuna de que uno de ellos tenía un celular “acuático”. El afortunado, con el último suspiro de la poca batería que tenía su aparato, llamó al 911 y luego de dar aviso del accidente, se apagó el celular.
Ocurrió ayer, cerca de las 10:30, cuando seis personas regresaban de las dunas de San Cosme y Damián, departamento de Itapúa. Fernando Jara, Juan Gaona Marcelo Antúnez y José Cuevas, eran los turistas asuncenos que estaban a borde de una deslizadora al mando de Ángel Ibarra y Darío Aguilera, ambos bomberos.
La embarcación, con un motor de 115 HP, se hundió. Aparentemente el casco de la deslizadora se dañó, las aguas iban ingresando y la embarcación se iba hundiendo. Los seis a bordo llevaban chalecos salvavidas. Algunos fueron arrastrados hasta 3.000 metros, según contó el jefe policial de Itapúa, Gerardo Sosa, en 730 AM. “Algunas personas llegaron hasta la costa del lado argentino”, expresó.
Todos perdieron sus celulares, excepto Marcelo Antúnez, que para fortuna de él y los demás, era sumergible. Tenía poca batería; llamó al 911 y logró contar sobre el accidente, justo antes de que se apagara.
A partir de ahí los rescatistas se movilizaron. Intervinieron la Asociación de Turistas, los bomberos, la base Naval local. Trataban de llamar al que había hecho la llamada. Daba apagado.
Los turistas y los dos que estaban al frente de la embarcación que finalmente hundió, estaban esparcidos. Unos 45 a 50 minutos tomó rescatarlos a todos.
No es la primera vez que sucede algo así en el lugar. El comisario Sosa recordó el caso de dos chicas varadas en las dunas, debido a fuertes vientos. Ellas estaban aterradas: “la arena se levantaba y las olas eran fuertes”.