CHORE (reflexión, por Carlos Roa) Existe un punto de divergencia que debemos aclarar, sobre los cuestionamientos que hacemos hace años, sobre algunos tejes y manejes en la Agrotabacalera de Choré, una de las empresas del grupo Cartes, que procesa el tabaco que posteriormente es remitido a TABESA, en donde se fabrican los cigarrillos que luego son enviados a todo el mundo. Pero esa es otra historia, lo que queremos reivindicar en esta publicación es que nuestras críticas no son contra la Agrotabacalera en sí, que es una empresa que mueve la economía y da mano de obra a muchos norteños, pero lo que sí cuestionamos es el trato indecente e indigno que se le da a muchas féminas, con el famoso verso “sexo a cambio de un lugar de trabajo”, donde las mujeres que no hacen el famoso tronco inclin y bilú bilú, son dejadas de lado, en tanto a aquellas que acceden a las apetencias de los gerentes y mandos medios, son contratadas o conservan su puesto. Una situación que siempre hemos cuestionado, ya que muchas nos hicieron llegar sus denuncias, al punto de que incluso nos hablaban del club de sodomitas que fuera liderado por el nefasto exgerente Federico Montanía, quien inició todo este esquema en los tiempos otroras.
Resulta oportuno recordar el caso de Yenny González una funcionaria antigua que tuvo que salir de esta empresa por tales motivos, e inclusive tuvo que ser atendida en sanatorios porque se sintió mal y con vergüenza cuando sus familiares descubrieron que uno de los mandos medios la acosaba implacablemente, pero ella no hizo la denuncia por temor a estos señores, quienes tienen la confianza del poderoso “extraño de pelo largo”, José Ortiz, o como otros le llaman, el emperador.
Y lo peor de todo es que todo esto tiene la venia de un ciudadano argentino, el tal Victor Van Cauwlaert, que funge de gerente, quien nunca tomó medidas ante estas denuncias. Y seguramente, según dicen fuentes fidedignas, cuando a su país comenta lo pu…que son las paraguayas, entre otras cosas denigrantes que dice de las compatriotas, que no tienen como defenderse y que necesitan con urgencia un puesto laboral, debido a la crisis económica que las acogota. Lo malo de esta situación es que la mayoría de los extranjeros que ingresan a nuestro país utilizan ese mecanismo sexo a cambio de trabajo. Ojalá alguna vez se pueda cambiar este nefasto esquema o las autoridades tengan un ápice de vergüenza y de coraje para investigar estos abusos de los cuales son víctimas muchas norteñas.
