CIUDAD DEL ESTE (Reflexión por redacción) Constantemente las redes sociales nos invitan a compararnos con las fotos y videos que vemos que nuestros amigos e incluso desconocidos comparten, donde deslumbran una vida perfecta, sin preocupaciones, con hijos maravillosos, empleos satisfactorios, y constantes buenos momentos que nos son refregados por la cara en ese minuto de ocio que tenemos para pasar un rato en el celular, compartimos con ustedes esta anécdota extraída de internet a modo de reflexionar un poco.
Hace unos días mientras estaba en la piscina vi a una joven mamá y a su pequeña hija entrar en la zona de la piscina vestidas con trajes de baño muy bonitos coordinados.
La mamá, con sus perfectos rizos sueltos atados en una cinta, pasó los primeros minutos hablando en voz alta por su teléfono con una amiga mientras su hija estaba parada esperando entrar a la piscina.
Mamá terminó la llamada telefónica y procedió a esparcir juguetes de piscina y protector solar en una toalla que combinaba con los trajes de baño
Luego, después de encontrar el ángulo correcto y la luz correcta, mamá sacó su trípode y se tomó unas cuantas selfies con su hija.
La pequeña pidió entrar a la piscina.
Mamá dijo que esperara y luego posó a su hija frente a la piscina, luego entrando a la piscina y luego volviendo a salir de la piscina.
La pequeña sonrió grande y dijo “cheese” como si lo hubiera hecho un millón de veces. Entonces mamá le dijo que ya podía jugar.
La pequeña entró y nadó durante un par de minutos.
Mamá llamó a una amiga desde su teléfono y comenzó otra conversación mientras su pequeña le preguntaba educada y repetidamente:
“Mamá, ¿puedes venir al agua conmigo, por favor?
Ella fue ignorada.
“Mamá, ¿vienes a jugar conmigo?” preguntó 4 veces más.
Mamá le echó un vistazo pero nunca colgó el teléfono. Después de 10 minutos mamá terminó su llamada, recogió la crema solar que nunca se aplicó, los juguetes de agua que nunca tocaron el agua, y luego a su hija que salió de la piscina y se fueron..
Me senté allí pensando en lo que había presenciado durante un tiempo después. Me imaginé las fotos que tomó siendo perfectamente editadas y publicadas en las redes sociales con un título como “¡Tiempo de piscina con mi niña!
En algún lugar otra mamá va a estar en casa con sus hijos, la casa un desastre por su juego, su pelo rebelde por un día de madre y su ropa sucia con saliva o mantequilla de cacahuate.
Va estar cansada porque se pasó el día cocinando, cuidando, limpiando y jugando con sus hijos.
Va a mirar esa foto y se va a comparar con la mamá perfecta en la piscina.
La culpa le va a susurrar al oído:
“no eres lo suficientemente buena…”
“No te pareces a esa mamá en la piscina…”
“No tienes dinero para comprar trajes de baño caros como ese y no tienes tiempo para crear recuerdos como ella”… y esa joven mamá se lo va a creer. Se va a sentir como una fracasada. Ella nunca sabrá que cómo pasó su tiempo ese día, fue mucho mejor a los ojos de sus hijos que esa “mamá perfecta” en la piscina.
Lo que vemos en las redes sociales no siempre es real.
A veces y a menudo es una trampa completa.
Es montado y filtrado, es falso.
A veces vemos fotos absolutamente maravillosas de vacaciones y casas hermosas y cabello recién peinado pero es solo UN momento.
Es el mejor momento de todo un día pasado como el nuestro.
Trabajando, limpiando y recogiendo el desorden…
Mamá no te compares.
¡Eres suficiente!
¡Eres increíble y la mejor parte es que eres REAL!
¡Tu playera sucia, tu casa desordenada y tus hijos felices son reales y son la prueba de que lo estás haciendo bien!