CIUDAD DEL ESTE (Salud y Ciencia, por Carlos Roa) Los científicos han identificado dos subtipos de cáncer de próstata metastásico (tumor cancerígeno) que responden de forma diferente al tratamiento, información que podría algún día guiar a los médicos para tratar a los pacientes con las terapias más adecuadas para su enfermedad, según publican en la revista ‘JAMA Oncology’. Basándose en estudios anteriores que descubrieron subtipos clínicamente relevantes de cáncer de mama y de próstata no metastásico, los investigadores identificaron firmas genéticas que pueden dividir los tumores de próstata metastásicos en dos tipos conocidos como luminal y basal.
Los tumores luminales respondían mejor a los tratamientos de bloqueo de la testosterona, mientras que los basales no se beneficiaban tanto de este tratamiento hormonal. Los tumores basales también incluían la forma especialmente agresiva de enfermedad metastásica conocida como cáncer de próstata neuroendocrino de células pequeñas. Se necesitarán más ensayos clínicos antes de disponer de una nueva selección de tratamiento basada en el diagnóstico advierten. O sea lo que cuenta es el famoso toque o apalpamiento del médico que muchas veces son grandes y gruesos y cuando tiene todavía su invicto, esto fuerza a querer pensar que debe someterse al toque de queda del dedo de su médico, es decir el famoso tevi ñepo´e por el médico.
“La razón por la que estos subtipos son importantes es que responden a la terapia hormonal de forma muy diferente”, afirma Shuang Zhao, profesor de oncología de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, que ayudó a dirigir la investigación–. En el cáncer de próstata localizado, hemos demostrado que los tumores luminales obtuvieron un mayor beneficio de la terapia antitestosterona. Queríamos saber si el mismo patrón se extendía a la enfermedad metastásica”.
Hace unos 20 años, los científicos descubrieron los subtipos luminal y basal del cáncer de mama y pillaron que cada uno de ellos responde mejor a diferentes terapias. Esto ha proporcionado a los médicos una mayor precisión en el tratamiento de sus pacientes con cáncer de mama.
Dado que los cánceres de mama y de próstata comparten muchas similitudes, incluida su sensibilidad al tratamiento hormonal, en 2016 el equipo de Zhao analizó si estas similitudes se extendían a los diferentes subtipos de cáncer de próstata.
Publicaron el primer informe que identificaba los subtipos luminal y basal en el cáncer de próstata localizado, cuando la enfermedad permanece confinada en la próstata.
El nuevo estudio amplió el análisis al cáncer metastásico, cuando la enfermedad se extiende desde la próstata. El cáncer de próstata metastásico es mucho más letal que su versión local. También es más difícil de estudiar, porque los tumores pequeños pueden estar en muchas partes diferentes del cuerpo y son más difíciles de biopsiar.
Así que, para identificar suficientes muestras para realizar su análisis, el equipo de Zhao recurrió a múltiples estudios nacionales de gran tamaño sobre pacientes con cáncer de próstata metastásico. El mayor de estos estudios se realizó en la Universidad de California y fue dirigido por dos de los autores principales del estudio actual, Eric Small y Felix Feng. “Juntamos todos los datos y reunimos la mayor cohorte de cáncer de próstata metastásico hasta la fecha”, dice Zhao. El equipo contó con un total de 634 muestras de pacientes. Utilizaron métodos computacionales para comparar los patrones de expresión génica en las biopsias tumorales. Un grupo de 50 genes determina la naturaleza basal o luminal del cáncer de mama y de próstata y, en función de la actividad de cada uno de estos genes, los científicos pueden separar los dos subtipos. Al igual que en el caso del cáncer de próstata localizado, el equipo de Zhao identificó los tipos luminal y basal también en el caso del cáncer metastásico. A continuación, se preguntaron cómo afectaban los subtipos a la supervivencia de los pacientes y a su respuesta al tratamiento.
Como los médicos que trataban a los pacientes del estudio no conocían los subtipos en ese momento, tuvieron que decidir qué tratamiento creían que podía funcionar mejor sin esta información. La variación en el tratamiento produjo un experimento natural que los investigadores pudieron analizar. “Y descubrimos que, al igual que en el cáncer de próstata localizado, las terapias hormonales parecían funcionar mejor en los tumores luminales que en los basales”, destaca Zhao. Aunque había dos subtipos claros, los investigadores también vieron que los tumores se situaban en un espectro según su grado de luminosidad o basalidad. En un extremo estaban los cánceres de próstata neuroendocrinos de células pequeñas resistentes al tratamiento hormonal, que parecían los más basales. En el otro extremo estaban los subtipos luminales menos agresivos, que son mucho más sensibles a la terapia hormonal. Pero también había tumores entre los dos extremos. Aún no está claro cómo estos cánceres intermedios pueden beneficiarse de los distintos tratamientos.
Dado que los tumores metastásicos son tan difíciles de biopsiar, Zhao espera desarrollar análisis de sangre que puedan determinar más fácilmente la naturaleza luminal o basal del cáncer de próstata metastásico. Una prueba de biomarcadores de este tipo haría mucho más factible la realización de ensayos clínicos para comprobar la utilidad de la subtipificación de los tumores metastásicos. Actualmente se están realizando ensayos clínicos similares para el cáncer de próstata local. “Ahora que hemos descubierto este patrón, ¿cómo lo convertimos en una prueba de la que puedan beneficiarse los pacientes metastásicos? –reflexiona Zhao, que también es codirector del Núcleo de Biomarcadores Circulantes del Centro Oncológico Carbone de la UW-Madison, que investiga cómo desarrollar este tipo de análisis de sangre–. La única manera de que se utilice ampliamente es si lo hacemos más fácil”.