La reelección genera obsesión en algunos, miedo en otros. A nosotros nos interesa reivindicar una línea política clara y contundente. No tememos a ningún escenario. Estamos listos para representar a los que creen en la recuperación de las banderas sociales de la ANR.
Nuestro partido debe dejar de ser un instrumento de las multinacionales para volver a ser el partido de las grandes mayorías populares. Buscamos representar a los que en la ANR creen que los grupos económicos concentrados deben pagar más impuestos y el pueblo menos.
A los que creen que los recursos estratégicos de un país deben ser públicos y que el modelo agroexportador debe ser reformado. Debe acabar el rumbo de la pérdida de capacidad de consumo del pueblo, de la inseguridad, del lavado de dinero y los privilegios fiscales.
Debe terminar el rumbo de la canilla libre a la evasión que desabastece de medicamentos los hospitales y hace caer las escuelas del país. Este gobierno, que prometió una edad de oro de la transparencia, se dedicó a expandir sus negocios usando todas las dependencias del Estado.
Es el gobierno del negocio de los bonos soberanos, de la sobrefacturación escandalosa de las obras públicas para empresas extranjeras. Es el gobierno de las concesiones millonarias a familiares. El de los gerentes que quieren quedarse con los recursos energéticos del Estado.
Detrás de la «disciplina partidaria» sólo se encuentra el miedo de perder al Estado como medio de expansión de los negocios del grupo Cartes. La amenaza de la «disciplina partidaria», de parte de un presidente que votó por primera vez a sí mismo, debe ser desconocida por ilegítima.
No pueden hablar de «disciplina partidaria» quienes desprecian la militancia política y buscan hacer de la ANR una dependencia más de TABESA. La apelación a la disciplina partidaria sólo puede tener alguna legitimidad cuando están en juego principios fundamentales del partido.
Como ahora, cuando se busca privatizar el servicio de peaje y báscula, lo cual dejaría en la calle a más de 1500 funcionarios del MOPC. O cuando, como ahora, diputados colorados plantean una ley para entregar la ANDE al sector privado.
Las amenazas del oficialismo deben ser contestadas con la movilización popular y democrática del pueblo colorado. Debemos defender un partido que dé la posibilidad de una disputa política vibrante, donde confronten democráticamente modelos alternativos. Otro coloradismo es posible. Debemos romper con el legado antinanacional y antipopular del cartismo, recuperar nuestras banderas históricas.