CIUDAD DEL ESTE (Realidad Fatídica, Esteban Roa) La noche del miércoles último, durante una nueva manifestación ciudadana contra el Gobierno de Mario Abdo Benítez, se dio la reiterada respuesta estatal a los reclamos. La Policía Nacional, haciendo uso y abuso del poder, empezó una represión generalizada sin ningún tipo de compasión hacia los ciudadanos, muchos ya rendidos. ¿Cuánto poder más se le va a dar a los simios que andan sueltos? En pleno siglo XXI, en el corazón de américa del sur, en un pequeño país de nombre Paraguay donde ya nos e usan taparrabos sin embargo se siguen comportando como trogloditas.
Prácticas inhumanas y degradantes fueron evidencias por parte de los efectivos policiales. Mientras aún queda en la mente la imagen de policías ondeando bandera blanca como rendición, o de colgar banderas blancas como mensaje de paz, a la hora de la represión no muestran ningún tipo de respeto a la persona que tienen enfrente.
Este es el caso del joven que fue obligado a correr frente a la Agrupación Montada, algo que seguramente iban a salir a desmentir, pero gracias a que unos vecinos del centro de Asunción captaron en imágenes quedó evidenciado como violan los Derechos Humanos con total impunidad.
Ese joven que corre frente a los caballos es Cristian Servín, y en una charla con el senador Pedro Santa Cruz cuenta el terrible momento que vivió en manos de la Policía, pensando que iba a morir.
En un vídeo difundido por el congresista cuenta que estando ya herido por los balines, lo arrojan al suelo y le empiezan a patear. Al ser rodeado por agentes de la Agrupación Montada cuenta que agarraron una camiseta que tenía en su poder y le pusieron por el cuello, como para ahorcarlo, mientras sin contemplación lo seguían golpeando.
“Ellos me dijeron que me vaya delante del caballo, y como yo no quería más que me peguen, ya quería más que me maltraten les hice caso. De tanto que me jugaron les hice caso, y de ahí corro como ocho cuadras”, cuenta Cristian, a quien habían maniatado con las manos hacia atrás para que empiece a correr frente a la Montada.
“Yo les pedí que paren por favor, y ellos me decían que no. Yo no sé lo que querían, no sé si querían matarme o algo”, remarcó.
Ya cansado de correr, pide auxilio a otros agentes motorizados, que resultaron ser parte del temido Grupo Lince. Recuerda que lo suben a la moto, y estando él en el medio empieza otra tortura.
“El Lince que estaba atrás me empieza a pegar por la cabeza, con puños. Al llegar a la Comisaría llegué sin aire, sin fuerzas”, comentó.
Pero la cuestionada actuación estatal no terminó solamente con la Policía. Cristian Servín contó que el grupo de manifestantes detenidos fue llevado al Hospital de Barrio Obrero de Asunción para una inspección médica, como lo establecen los procedimientos nacionales e internacionales, con el fin de garantizar que no hubiera violencia desmedida por parte de uniformados.
Sin embargo, relata la víctima, que al llegar al hospital ningún funcionario o personal de blanco del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSP) les vio o les inspeccionó. Lo único que pasó fue que pidieron los nombres de los manifestantes aprehendidos, y luego se les entregó una lista.
“Nos quedamos una hora esperando, no nos atendió ningún médico. En ningún momento hubo inspección médica”, remarcó.