CIUDAD DEL ESTE (crítica ciudadana, por Carlos Roa) A estas alturas no sé cómo la gente no quema la casa de Marito y el palacio de gobierno, dijo en durísimas críticas el periodista deportivo, Bruno Pont después de escuchar las declaraciones del Dr. Guillermo Sequera, quién salió de nuevo a imprimir terror en la ciudadanía que la próxima semana los muertos de covid en Paraguay irán llegando a los 100 fallecidos por día, mientras tanto el cuento chino de las vacunas queda simplemente en el kuáai zi de los engaños.
Éste Abdo es un miserable que le envía al frente a éste doctor para salir a asustar a la población. Pretenden de nuevo encerrarnos, ya le dimos el año pasado en tiempo suficiente para poder poner en condiciones todo el sistema de salud y se pasaron robando”, dijo. Se preguntó: ¿ dónde está Mazzoleni? Seguramente está en su casa disfrutando, después de no haber hecho nada”. Marito sale a hablar y después se excusa en decir, les dejo con tal persona, tengo una llamada internacional que atender. Quién le va llamar a éste badulaque, ignorante que apenas habla el Castellano”, mencionó.
Dejó la pelota caliente diciendo: “No sé por qué la gente hasta hoy día, no quemó su casa y el Palacio de Gobierno. Éste presidente quedará en la historia cómo el peor mandatario del país”, sentenció. Y a propósito, recordemos que según la torre de Hankell, la constitución nacional está por encima de todo en un país, luego vienen las leyes, las ordenanzas y en cuarto lugar los decretos presidenciales, que hoy estamos obedeciendo ciegamente, a pesar de que son ilegítimos, pues se contradicen con lo que dice la constitución, que garantiza el derecho a trabajar y el derecho a circular libremente por todo el territorio nacional, el día y la hora que fuere.
Pero esto el presidente no quiere respetar y cuenta con el silencio cómplice del congreso, de la corte suprema y hasta de los colegios de abogados, que nada hacen para proteger los derechos ciudadanos. Ya es hora de que, como bien lo dijo este periodista Bruno Pont, de salir a las calles y protestar, reivindicar nuestros derechos, que nos fueron despojados desde marzo del año pasado. Son miles y miles de paraguayos condenados a la pobreza, a sobrevivir con limosnas, a rogar al gobierno por subsidios, porque no se les permite trabajar. Ya es hora de frenarle el carro a este presidente y sus inútiles ministros y secuaces, y si es necesario, quemarlo todo. Ojo, no es apología al delito, es por la supervivencia de los paraguayos. ¡Amén!