DARLE MUCHO AMOR A LA PAREJA EN LOS DÍAS MÁS DIFICILES DEL MES

Una lección de cómo tratar a las mujeres en su periodo

CIUDAD DEL ESTE (realidad fatídica, por Carlos Roa) Una mañana Ramón notó, al bañarse, que su amada Luz estaba en sus días al ver toallas en la cesta de basura. Mientras ella se arreglaba para ir al trabajo pudo ver en su rostro gestos de dolor. La abrazó por detrás cuidadosamente sin decirle nada, luego se puso frente a ella y le dio un beso en la frente. Desayunaron juntos y marcharon para sus trabajos.

Esa tarde el llegó antes que ella a la casa. Se puso ropa cómoda, fue hasta el fregadero y lavó los platos sucios de la mañana. Puso a calentar agua y echó unas ramas de toronjil que compró en el mercado y preparó un té. Era la bebida favorita de su chica cuando tenía su periodo, así que la dejó lista y organizó la casa. Fue a donde su madre que vivía allí cerca y trajo los niños. Les revisó las tareas y les preparó algo ligero de comer, los sentó a ver televisión infantil y siguió organizando las cosas del hogar.

Al rato llegó Luz, en su cara se reflejaba el cansancio. Ramón corrió a traerle unas sandalias, la hizo sentar, retiró sus zapatos de tacones y le calzó las cómodas sandalias.

-¿Que te pasa, estás bien? – dijo Luz sonriendo y poniendo la mano sobre la frente de Ramón para ver, según ella, si tenía calentura. -Estoy bien, solo quiero ayudarte un poco esta noche, debes sentirte agotada- respondio Ramón.

Luego fue y endulzó una taza de té de toronjil con miel y lo trajo a su amada, ella sorprendida quiso dejarse atender y se la recibió. La bebió gustosa sorbo a sorbo mientras lo miraba sonriendo.

-Ya no te burles Luz, solo trato de ser amable.

-Lo siento mi amor… Gracias por este detalle – dijo ella, lanzándole un beso en el aire.

Cuando ella quiso pararse a atender a los niños él les dijo que ya habían cenado y les había revisado su tarea escolar. Ella quedó aún más atónita y sorprendida. Porqué tantos buenos modales con mi Ramoncito, pensó Luz.

-Y la cena amor, voy a prepararla.

-No te preocupes, preparé algo para los dos.

Ramón había freído papas con salchichas picadas, y había acompañado aquello con una ensalada que tenía pepinos, tomates, lechuga y cebolla salteada en aceite. Luego había rayado queso blanco sobre el apetitoso plato. Luz no pudo menos que sonreír de oreja a oreja y degustar con su amado el delicioso plato.

-Creo que me cambiaron a mi esposo – dijo Luz dando una carcajada.

-Solo quiero consentirte un poco… te amo- respondió él.

Luego Ramón retiró los platos y cubiertos y llevó a los niños a dormir. Después de un rato Luz se dio un baño y se puso su ropa de dormir. Ramón se acostó de lado junto a ella y empezó a acariciar su cabeza mientras la miraba a los ojos.

-¿Te ha dolido mucho?

-Sí, corazón, aún me duele. Pero tomé una pasta y eso junto con el té que me diste me ha hecho sentir alivio. Gracias por esos detalles.

-¿Sabes? , siempre las he admirado a ustedes porque a pesar de estar en sus días, estar sangrando y padecer cólicos siguen como si nada con sus vidas. Yo si acaso me hubiera levantado a bañarme en un día así.

-Ustedes son cobardes amor, hasta una gripe los tira al suelo, nosotras somos fuertes y aprendemos a vivir con eso. Pero no te creas, también sentimos, también queremos que nos consientan como lo estás haciendo ahora. Experimentamos sentimientos variados y nos deprimimos, aparte lidiamos con los niños y con gente antipática en el trabajo. Necesitamos sentirnos apoyadas.

-Lo sé amor, no sé que sería mi vida sin ti.

-Jajaja, que romántico andas, parece que también trajeras tu periodo.

-Tontita, no te burles.

Ramón fue por otra taza de té de toronjil y se la trajo a Luz a la habitación. Luego dio un suave masaje en los pies de la chica, y la abrigó cuando ella le dijo que tenía frío.

-¿Mañana serás igual de cariñoso?

-Trataré corazón.

-Gracias, te aseguro que por portarte bien te daré en unos días un regalito que te va a gustar.

-Picarona como siempre, con todo y tu periodo.

-Jajaja, ya te veré pidiendo tu regalito.

-Ya deja el relajo – dijo él dándole un beso en la boca.

Ramón sacó el libro Las Mil Y Una Noches y contó a Luz una historia fantástica oriental y ella quedo dormida. Estas historia me llenan de alegría el corazón y me hacen creer en el amor…

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