El mal humor nuevamente le jugó una mala pasada a Cartes, quien brindó desafortunadas declaraciones al responder a la denuncia del intendente de Nanawa, quien -ante las inundaciones- dijo sentirse “ninguneado” por el Gobierno por no ser adherente a HC. “Nosotros estamos asistiendo al país. Estamos mirando a la gente, no al intendente. No estamos atendiendo a dirigentes ni intendentes, sino a damnificados”.
Es cierto lo que dice Manuel Jara, que ellos están asistiendo a los damnificados del país, lo que él no cuenta este orador que con muchas mentiras y tantos asteriscos hacen que su vocero traten de convencerle al pueblo paraguayo de que él es el Sasá Mutema, el salvador de la patria. Sin embargo, periodistas de éste medio recorrieron el país y se infiltraron en medio de los lugareños en estado de zozobra y vieron y presenciaron que los emisarios de Manuel Jara, más conocido como HC, llevan ayuda, pero no en forma general, sino selectiva, a aquellos sometidos al actual gobernante de este país o a la chapa política de Honor Colorado. Y esto es una cruel realidad, pero es obvio que este malhumorado y pésimo orador Manuel Jara, presidente de la República, va tener que buscar algunas aristas para defender lo indefendible, porque él y sus asesores de todas las carteras de Estado piensan y creen que con las informaciones faraónicas publicadas en La Nación y otros medios que dependen de este grupo Cartes, creen que somos aún tan idiotas como pueblo, porque décadas atrás los politiqueros y autoridades de este país siempre vinieron con historias vericuetas y chismerío barato, porque saben que el pueblo paraguayo en su mayoría es semianalfabeto. Entonces es mejor idiotizarlos que educarlos, porque en ese caso la ciudadanía paraguaya estaría en pie en las calles, pidiendo que estos vividores sean despojados de todo lo que robaron y puestos en la cárcel, no sé si en Tacumbú o el nuevo presidio que costará ndaje unos 115 millooooones de dólares, lo cual el pueblo se va tragar la cifra y creer que él es el Dios te salve María. Claro está, porque no existe un contralor de la República, y mucho menos un Fiscal General que pueda ser opositor, porque es más simple para ellos ser alcahueteros y los 40 del Alí Babá.