CIUDAD DEL ESTE (Reflexión, por Carlos Roa) ¿Alguna vez han sentido que Dios, o una fuerza superior, les quiere trasmitir algún mensaje? ¿Alguna vez han vivido un momento casi místico o profético? esto me tiene tan conmocionado que no sé ni cómo llamarlo, me desperté en medio de la noche recordando lo que había soñado y sintiendo dentro mío que esto es una misión que debo cumplir y que podría de alguna manera cambiar la vida de otras personas. Hoy extiendo una invitación a todas las mujeres que dicen tener un hijo mío, a venir a mi casa en Ciudad del Este a un ameno encuentro para desayunar el día 22 de diciembre, donde voy a reconocer a todos, sean niños o adolescentes, que creen que son hijos míos, les abro las puertas de mi casa y mi corazón y si es que llevar mi apellido les va a traer algún beneficio a sus vidas el día que yo ya no esté, entonces con muchísimo gusto les espero para registrarlos como legítimos hijos míos.
Me pongo a disposición de quienes creen tener un hijo mío para que vengan a legitimizar su origen, yo estoy dispuesto a pagar las prestaciones alimentarias que hagan falta sin ningún tipo de litigio judicial.
Todo esto a raíz de un sueño premonitorio que tuve, donde sentí que el señor nuestro Dios me ordenó reconocer a todos los hijos que dicen ser míos, a todos los que quieran ser reconocidos por mí, porque según lo que yo pude sentir o interpretar en este sueño es que a ellos les espera un gran futuro, pudiendo ser realmente personas de bien el día de mañana y que este registro de filiación traerá grandes beneficios a la vida de estas personas, y si me lo dijo Dios entonces yo con fe y entrega me pongo a su disposición para que se haga su voluntad.
Me estoy organizando para que ese día pueda tener en casa a un oficial del registro civil o si hace falta a un juez mismo para que podamos hacer de una vez y sin más vueltas los papeleos correspondientes a la filiación, yo estoy dispuesto, les espero con ansias y con mucha fe, con la esperanza en lo desconocido, de que esto será para bien mío y de ustedes, no sé si se estará acercando el momento de mi partida terrenal pero de lo que sí estoy muy seguro es de que esto tengo que hacer antes de partir. El 22 de diciembre, Papá les espera con los brazos abiertos para formalizar de una vez nuestros lazos familiares.