Consiste en recibir enemas, mientras se practican relaciones sexuales (con penetración) o ciertos juegos eróticos.
La práctica de esta extravagante parafilia va acompañada con formas fetichistas mediante el uso o empleo de perillas, cánulas u otros utensilios de estimulación sexual anal. Se trata de una práctica que entraña cierto peligro, ya que la introducción a presión de un líquido en una zona tan sensible del organismo como es el recto puede traer consecuencias nada positivas para el que lo recibe.
Las personas que padecen clismafilia no obtienen el placer sexual a través del mantenimiento de una relación sexual común, sino que es condición sine qua non recibir un enema para sentir placer o excitarse. En casos extremos, los clismafílicos suelen fingir ante los médicos para recibir estos enemas o incluso llegar a autolesionarse con idéntico objetivo.
La etimología de la palabra procede del griego: “klister” que significa enema y “philía”, amor.