CIUDAD DEL ESTE (reflexión, por redacción) Recientemente se publicaba por redes sociales el llamativo comportamiento de un perro en la ciudad de Lambaré que se encontraba en la parada de colectivo desde hacía más de un mes, esperando a alguien, no sabemos a quién, esta situación propició a que lo llamen el Hachiko de Lambaré, haciendo alusión a aquel perro japonés que veneran en Japón como un símbolo de la lealtad y el amor incondicional que demuestran los caninos hacia aquellos que consideran sus amos.
En este caso compartimos la foto de un perrito que fielmente fue a buscar a su dueño al cementerio, podemos presumir y esta foto inspiró a alguien en la red para hacer a siguiente reflexión que aquí compartimos.
No sabe leer, nadie lo llevó hasta allí…fue solo el olfato de su cariño el que guio sus pasos. Respetuoso silencio, lagrimitas sinceras de sentimiento animal y reencuentro desde el alma en la visita.
No fue a reclamar herencias, Ni a reprochar pasado.
En señal de gratitud fue a dejarle a su amigo las flores de su mirada… es que a diferencia del humano “nunca mordió la mano del que lo ayudó” y hasta su ladrido final será fiel al pacto de amor que sin papeles ni actos sociales un día se juraron, cuando el destino para siempre los unió…”