MANTENIENDO LA FE EN DIOS A PESAR DE LAS LÁGRIMAS

 

CIUDAD DEL ESTE (Reflexión, tomado de la red) Dios dice: “¿A qué se refiere la fe? La fe es la creencia genuina y el corazón sincero que los humanos deberían poseer cuando no pueden ver ni tocar algo, cuando la obra de Dios no está en línea con las nociones humanas, cuando está más allá del alcance humano. Esta es la fe de la que hablo. Las personas necesitan fe durante los momentos de dificultad y de refinamiento, y la fe es algo que va seguido del refinamiento. El refinamiento y la fe no pueden separarse. No importa cómo obre Dios y tampoco importa tu entorno, eres capaz de buscar la vida y la verdad, y buscas el conocimiento de la obra de Dios, y posees un entendimiento de Sus acciones y eres capaz de actuar según la verdad. Hacer esto es tener fe verdadera, y hacer esto muestra que no has perdido la fe en Dios. Solo puedes tener auténtica fe en Dios si eres capaz de insistir en buscar la verdad a través del refinamiento, si eres capaz de amar verdaderamente a Dios y no desarrollas dudas sobre Él; si independientemente de lo que Él haga, sigues practicando la verdad para satisfacerlo y si eres capaz de buscar Su voluntad en lo profundo y de ser considerado con ella”.

 

Cuando recorremos los caminos de la vida, a menudo nos encontramos con obstáculos y tribulaciones que nos ponen a prueba de diversas maneras. Las lágrimas que derramamos, fácilmente pueden nublar nuestra visión y teñir nuestro corazón de desesperanza. Sin embargo, es precisamente en estos momentos de oscuridad donde la luz de la fe en Dios debe brillar con mayor intensidad. La fe verdadera, no se basa en ver para creer, sino en creer a pesar de no ver. Es la convicción de que Dios tiene un propósito y un plan, incluso cuando estamos atrapados en el laberinto del sufrimiento.

 

Cada lágrima que derramamos mientras enfrentamos las pruebas de la vida, es una gota que contribuye al río de nuestra fortaleza espiritual. Nuestros sufrimientos personales, por dolorosos que sean, son oportunidades doradas para fortalecer nuestra conexión con Dios. Dios promete estar a nuestro lado, guiándonos, y nos pide que mantengamos nuestra fe incluso cuando todo parece ir en contra de lo que creemos que debería ser. La verdadera fe emerge de las cenizas de nuestros dolores y se eleva hacia las alturas de nuestra devoción más sincera.

 

No importa cuán arduo sea el camino, ni cuántas pruebas tengamos que enfrentar; siempre debemos recordar que Dios obra de maneras misteriosas y maravillosas. Mantenernos firmes en nuestra fe refleja nuestro amor verdadero hacia Él y nuestra confianza infinita en Sus planes. En cada momento de prueba, en cada lágrima derramada, encontramos una oportunidad para reafirmar nuestra creencia y profundizar nuestra comprensión de Su voluntad.

 

Es a través de la fe que encontramos la fuerza para seguir adelante, y es mediante la fe que percibimos la verdad detrás de nuestras experiencias. Que el refinamiento de nuestras almas sea una prueba de nuestra fe inquebrantable en Dios, y que nuestra devoción y amor por Él se mantengan constantes, incluso en los momentos más oscuros. Mantener la fe, incluso en un mar de lágrimas, es un testimonio de nuestra entrega profunda y sincera a la voluntad divina. ¡Amén!

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